La rotonda de la M-503, una promesa electoral dos veces incumplida
Era el 13 de mayo de 2015 cuando Paloma Adrados, en plena campaña electoral, prometía a los pozueleros que -si ganaba las elecciones- soterraría la rotonda de la M-503. Ella se marchó a presidir la Asamblea de Madrid al poco tiempo de proclamarse vencedora en la contienda electoral, y ocupó su sillón la hoy alcaldesa, su número dos en la lista, Susana Pérez Quislant.
A punto de finalizar la legislatura, y sin que se hubiera cumplido la promesa electoral, Quislant quiso dar un golpe de efecto, y reunió a los alcaldes del noroeste para celebrar por todo lo alto lo que llamaron el “inicio del soterramiento de la M-503”. Corría el mes de octubre de 2018 y era el tiempo de descuento de la legislatura. Allí anunció la alcaldesa que las obras comenzarían en primavera de 2019.
Y llegó la Estación de las flores y en la rotonda no floreció ninguna excavadora. Pero sí apareció un cartel que anunciaba que las obras comenzarían en verano. No estaba mal pensado, si ello podía ayudar a que se evitaran atascos, menos frecuentes en la época estival.
Pero acaba de entrar el otoño, la época en la que se marchitan las hojas. Quizá sea premonitorio de lo que acabará ocurriendo con una rotonda tantas veces prometida.
La alcaldesa no cumple su palabra. Es un hecho. Ya lo hemos visto con otras promesas. ¿Cuál es el grado de cumplimiento -en porcentaje, por favor- de su programa electoral en estos primeros 100 días de gobierno? Sería interesante que nos lo dijera.
Al menos, si no cumple su palabra, sería deseable que explicara bien clarito los motivos. Aunque antes de prometer, y más en política, hay que explorar si es posible complir en los plazos previstos.
"Cuanto menos piensan los hombres, más hablan", dijo Montesquieu.
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