La moneda de las donaciones
Cada día vemos más noticias de millonarios que donan enormes cantidades de dinero a hospitales y residencias, que compran miles de mascarillas para el personal sanitario, que alimentan a familias con pocos recursos o que financian los respiradores de varias localidades.
Digamos que hay dos caras de la misma moneda. Esta primera es la cara visible, y por ello es a la vez la más comentada, puesto que es de sentido común que el que más tiene, está obligado a dar más porque tiene más capacidades. No estamos restando mérito, sino aclarando que, como cualquier ciudadano, las grandes fortunas tienen la “obligación” de contribuir a paliar esta crisis en la medida de lo posible. Por supuesto no faltan los bocazas de turno que comentan la jugada: “y más que deberían donar, poco se me hace”, “es por quedar bien, pura propaganda” …. Ojo, sin haber aportado ni un Padrenuestro, por supuesto. Y esta es la cara oculta de la moneda.
Aquellos famosos, concretamente políticos, que también aparecen todos los días en las noticias, pero que no sólo no han aportado ni una propina, sino que se permiten el lujo de criticar a aquellos que están ayudando, sea poco o mucho. ¿Se puede ser más caradura? ¿Quién se ha creído usted para llamar “limosna” a los 310 millones de Amancio destinados a equipos de detección de cánceres? O más gracioso aún, tiene usted el aplomo suficiente como para acusar a las fortunas de no pagar impuestos (¿en base a qué, por cierto?) con el amigo argentino sentado a pocos metros. Olé y olé. Y más allá del ámbito económico, no se vayan a pensar que han hecho gran cosa en la práctica para combatir la pandemia: unos convocan una manifestación, otros acuden a ella sospechosamente protegidos con guantes, otros se saltan la cuarentena incluso teniendo infectados en casa….
En fin, es su granito de arena. Me pregunto cómo pueden dormir por las noches. Por otro lado, creo que nadie esperaba mucho más de ellos. Cuando pase todo esto ya se inventarán alguna historia para justificarse, como de costumbre. Mientras tanto, a la Ruber que de pronto ya no les parece tan mala. Ejemplar.
Escribir un comentario