La calidad democrática del gobierno municipal de Pozuelo
Decía Mariano Rajoy en la carta que dirigió a Carles Puigdemont el pasado 16 de octubre, ya casi al final, que “uno de los indicadores que definen la calidad de una democracia es el respeto a la oposición”.
Y yo pensaba en Pozuelo de Alarcón, que es la política que sobrevuelo habitualmente. Y pensaba en cómo trata el gobierno municipal, del mismo partido que Rajoy, a la oposición en este ayuntamiento. Más que nada, para aplicar el mismo rasero.
Y llegué a una conclusión nefasta: si el respeto que tiene el gobierno de Susana Pérez Quislant a los partidos de la oposición marca la calidad democrática en Pozuelo, el PP de esta ciudad tiene un suspenso claro. Un ramalazo autoritario. Y no lo digo yo: lo dice Mariano Rajoy.
Sin ánimo de ser exhaustivo, a vuelapluma, me vienen a mi pequeña cabeza avispada las respuestas con las que, de modo habitual, el equipo de gobierno contesta a las preguntas escritas de la oposición. Evasivas, faltas de respeto, mal redactadas, arrogancias...
Y también pasa por mi mente lo difícil que ponen a los concejales de la oposición consultar expedientes y hacer copia de los mismos para su estudio posterior. Por no hablar de los plazos con los que tienen que solicitar las cosas. Una verdadera carrera de obstáculos a la calidad de la democracia municipal.
El último affaire, de hace dos días, es verdaderamente lamentable: el gobierno municipal ha impedido que la oposición pueda interpelar a una concejal del equipo de gobierno. Eso sí, con métodos muy legales. Será legal, pero yo lo encuentro poco democrático.
Y lo peor de todo es la falta de respeto que trasluce. No respetan a la oposición, pero más grave es lo que ello significa: que ignoran y desprecian a los pozueleros que no han votado PP en las pasadas elecciones municipales.
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