Un deseo poco navideño de la alcaldesa Quislant

“Sonríe a quien llora, ignora a quien te critica y sé feliz con quien te importa. Feliz Navidad y próspero 2018. Susana Pérez Quislant, alcaldesa de Pozuelo de Alarcón”.

Ese es el texto que está enviando la primer edil para felicitar la Navidad, con una imagen que lo acompaña, la de la parroquia Santa María de Caná nevada. Lo divino y lo humano se unen. Qué ternura navideña...

Pero así, de entrada, la felicitación parece una antítesis en toda regla. Por un lado, resalta el mensaje cristiano -la palabra Navidad ya lo evoca por sí misma, y la foto de la parroquia es inequívoca-. Pero por otro la alcaldesa lanza un mensaje que trasluce cierto amargor y despecho. “Sonríe a quien llora” está bien, es un acto de caridad o filantropía. “Sé feliz con quien te importa” ya destila un poco más de egoísmo, porque el sujeto de la felicidad lo pone en sí misma y no en el prójimo. Ahora, lo de “ignora a quien te critica” dice muy poco del talante de un responsable político. Y en esta frase me quería quedar.

Susana, una alcaldesa no puede decir, y menos aconsejar, que debes ignorar a quien te critica. Que esto, en el caso de un político, cuando menos transmite soberbia, arrogancia, desprecio, rodillo político...

¿Qué dirán de este consejo los ciudadanos cuando escriban sus quejas en ‘Pozuelo Responde’? ¿Qué los grupos políticos de la oposición cuando vean ignoradas sistemáticamente sus propuestas para mejorar Pozuelo? ¿Y los medios de comunicación, el cuarto poder, que ejercen una labor crítica que supone un eficaz contrapeso al omnímodo poder político?

¿Y a los ciudadanos, oposición y medios de comunicación les dices, así, que les ignoras? Creo que no lo has pensado bien.

Voy a darte el beneficio de la duda, ahora que parece que se reactiva de nuevo la publicidad institucional del Ayuntamiento de Pozuelo. Alcaldesa, o la frase te la han elegido otros y no la has supervisado, o no tienes a nadie a tu alrededor que te quiera bien y se atreva a decirte las verdades como puños.

Esto, Susana, ha sido una metedura de pata. Pero todavía podrías rectificarlo, a quince días de la Navidad.