Amianto y uralita en edificios municipales
El amianto ha pasado a primer plano de actualidad a cuenta del Metro de Madrid. Parece ser que algunos trenes -los que tienen entre 35 y 40 años- contienen este peligroso compuesto. También algunas estaciones. Los vagones van a retirarlos paulatinamente de la circulación. Y también retirarán paulatinamente el amianto de las estaciones.
Dicho sea de paso, el amianto es un mineral que se presenta en forma de fibras flexibles, brillantes y suaves, que tiene un alto grado de resistencia a la combustión, por lo que se emplea en la fabricación de revestimientos y tejidos resistentes al fuego y al calor. Ha sido muy utilizado durante años en la construcción. También por ser barato.
Pero si nos ponemos tan nerviosos con el Metro -justificado está- el amianto se encuentra también en nuestra cotidianeidad. Por ejemplo, en los techos de uralita que todavía cubren muchos edificios e instalaciones. Hay que decir que no es peligroso mientras se mantiene estable en su formato original. O sea, si no se manipula. Podemos convivir con él durante años con total tranquilidad en nuestras casas, lugares de trabajo, ocio, etc. La uralita con amianto está presente en prácticamente todos los edificios que nos rodean, que fueron construidos hasta el año 2002, sin temer consecuencias para nuestra salud de ningún tipo.
Pero, lagarto, lagarto. Yo si tuviera una casa con el tejado de amianto buscaría presupuesto para sustituirlo.
Esto mismo es lo que tendría que hacer el Ayuntamiento de Pozuelo. Hay edificios públicos techados con uralita. Si se retira el amianto en el Metro, creo que es el momento de plantear que desaparezca de los edificios municipales.
Como muestra, este edificio -por llamarle de algún modo- que alberga el Centro Municipal de Programas Sociales, en la calle Demetrio de la Guerra.
Feo, feo, viejo, y con uralita. El Pozuelo del siglo XXI.
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