fbpx

Los títeres invitan al mestizaje al ritmo de sones africanos

Los títeres invitan al mestizaje al ritmo de sones africanos

La fusión entre Guinea Conakry, Costa de Marfil, Brasil, Argentina y España, o lo que es lo mismo, el mestizaje. Con esa bandera se presentó en la tarde de ayer la compañía El Retablo en la Casa de la Cultura de Pozuelo de Alarcón.

El motivo no era otro que la representación de ‘África en cuento’, una adaptación de cuentos tradicionales africanos en la que los actores, en este caso los títeres, contaron en todo momento con el acompañamiento en directo de los ritmos del continente negro.

Las escasas cien personas que presenciaron el espectáculo disfrutaron de la historia de Musá, un cazador solitario que emprende un largo viaje en busca de su futura esposa, la princesa Makurá. Los ritmos emitidos por el bolón, el balafón o el djembé, todos ellos instrumentos característicos del continente africano, se convirtieron en los compañeros de fatigas de Musá.

La maestría de los instrumentistas contrastaba con la deficiente puesta en escena de los títeres. En frecuentes ocasiones, las manos de los manipuladores aparecían por encima del escenario. No fue el único error de la tarde, ya que el sonido presentó notorias carencias al producirse a menudo distorsiones que molestaban a los asistentes.


Colaboración del público
Estos contratiempos no impidieron que mayores y pequeños disfrutasen con las aventuras del cazador Musá, quien con habilidad superaba una tras otra las pruebas que se interponían en su periplo hacia el ‘país donde sale el sol’. En su recorrido superó las pruebas impuestas por la hiena, en primer lugar, y el búfalo, a continuación. Tras zafarse del mono, hubo de atravesar con sigilo el territorio del rinoceronte, para lo que contó con la ayuda del público, quien se encargó de distraer al mamífero.

Pero la visión de su ansiada princesa no resultó tan halagüeña como Musá esperaba, ya que ésta se encontraba petrificada a causa de un encantamiento. Con ahínco, el solitario cazador superó las diferentes peticiones que su amada le solicitaba, hasta que el soplo del corazón enamorado de Musá, con la colaboración una vez más de los asistentes, logró devolver a la princesa Makurá a su forma primigenia.


Un relato con moraleja
«Hicieron una boda a la que invitaron a todo el mundo porque el amor no tiene fronteras».
Con estas palabras, Eugenia San Martín, una de las manipuladoras de la compañía, colocó el punto y aparte a la representación, porque aún restaba la danza final, a cargo de Bintou Sanogo. El broche final lo puso Aboubacar Silla, quien invitó a los allí presentes a acompañarle en una canción africana, ofrecimiento que los asistentes aceptaron encantados, fundiéndose de ese modo el público y los artistas en uno.

A la salida, Marcos Femenía, a sus cinco años, comentaba, mientras otros niños conversaban con Eugenia San Martín sobre la traducción de la danza final, que la obra le había resultado «un poco aburrida». La justificación de esta valoración tal vez se encuentre en que Marcos, como el resto de las nuevas generaciones, entiende el mestizaje como algo cotidiano. El mejor ejemplo, la compañía El Retablo.


Escribir un comentario

Código de seguridad Refrescar

Enviar

Publish the Menu module to "offcanvas" position. Here you can publish other modules as well.