Resignados a jubilarse más tarde
Los trabajadores actuales están aprendiendo a rebajar sus expectativas con respecto a su futuro retiro, pero aún no son bastante realistas. Se dan cuenta de que no podrán jubilarse tan pronto como quisieran, pero esperan demasiado del sistema público de pensiones y no invierten lo suficiente en planes privados. Así dicen algunos analistas a propósito de una encuesta sobre el retiro y las pensiones realizada en Estados Unidos y en los cinco países más poblados de la Unión Europea: Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y España. La hizo Harris Interactive por encargo del diario International Herald Tribune y la cadena de televisión France 24.
Los resultados permiten comparar cinco edades de jubilación: la legal (A), la real (B), aquella que según los encuestados debería ser la legal (C), aquella a que ellos querrían retirarse (D) y aquella a la que creen que podrán retirarse de hecho (E). A y B se toman de un estudio de la OCDE, que para determinar la primera considera el momento en que en cada país se permite a un trabajador empezar a cobrar la pensión completa.
Como es sabido, de hecho la gente se jubila antes de lo previsto en la ley (A > B), que en todos los países considerados es a los 65 años (65,5 en Estados Unidos). La diferencia es pequeña en Estados Unidos (apenas un año) y notable en los demás países: desde casi 2 años en Gran Bretaña hasta más de 6 en el caso de los franceses, que por término medio se jubilan a los 58 años y medio.
Los encuestados rebajarían aún más la edad legal de retiro (A > C). Estadounidenses y franceses la pondrían más alta que la edad real en sus respectivos países: a 65 los primeros (ahora se jubilan de hecho un poco antes) y a 60 los segundos. Los demás, prácticamente igualarían C con B, lo que supone un arco desde 60,6 en Italia a 63,5 en Gran Bretaña.
Pero cada uno es más indulgente consigo mismo que con todos en general. En los seis países, la gente querría retirarse antes de la edad que, en su propia opinión, se debería fijar por norma (C > D). En concreto, a todos les gustaría convertirse en pensionistas antes de los 60; los británicos son los que tienen más prisa, pues dejarían de trabajar a los 57,7 años. Los otros esperarían más, por este orden: italianos, españoles, franceses, alemanes y, por último, norteamericanos, que trabajarían hasta los 59,7 años.
Además, lo normal es también querer retirarse a edad más temprana que la media actual de hecho (B > D). Pero hay una excepción: los franceses, que por término medio se jubilan muy pronto, ponen la edad ideal (59,2 años) más tarde que la efectiva.
Después de decir lo que uno cree que debería ser o le gustaría que fuera, llega el momento de bajar al suelo. ¿A qué edad cree usted que podrá efectivamente jubilarse?, se preguntaba en la encuesta. Solo los franceses esperan retirarse antes de los 65 (a los 64,2 años). Los demás no creen que puedan permitirse lo que ofrece la ley actual: los españoles piensan que se jubilarán a los 65,2 años, los británicos a los 66, los italianos a los 66,1, los alemanes a los 66,3 y los estadounidenses a los 67,2. En todo caso, E > D, y la diferencia entre previsiones y deseos va desde 5 años en Francia hasta 8,3 en Gran Bretaña.
Aún no somos bastante realistas
Este ajuste de las expectativas es una muestra de necesario realismo, dicen varios expertos citados por el International Herald Tribune (14-03-2008) en el artículo donde informa de la encuesta. El economista André Sapir, de Bruegel, un instituto de estudios con sede en Bruselas, comenta que las tendencias demográficas exigen que se retrase la jubilación, y –según parece indicar la encuesta– la gente comprende que habrá de ser así.
Pero Mark Haas, politólogo de la Duquesne University (EE.UU.) cree que todavía no se acepta la edad de jubilación “más realista” que impone el envejecimiento de las generaciones del ‘baby boom’, cuyos primeros miembros acaban de llegar a los sesenta.
Otra falta de realismo, señala Haas, se refleja en otra pregunta de la encuesta: ahí se ve que la idea de que uno mismo es el principal responsable de proveer a su sostenimiento tras la jubilación, mediante el ahorro personal, es minoritaria. Tiene una popularidad mínima en España (6%); la máxima se da en Estados Unidos (48%). En los demás países está entre el 20% y el 30%. Pero el Estado, dice Haas, no podrá gastar tanto en pensiones sin perjudicar el desarrollo económico, lo que a su vez complicaría el problema al reducir la base de cotizaciones.
Algo semejante comenta Sapir a propósito de otro resultado de la encuesta para el Herald y France 24. Al menos el 70% de los encuestados (más del 90% en Francia, Alemania, Italia y España) dicen que, tras la jubilación, necesitarán más del 60% de su último salario. «Esto muestra que la gente no es muy realista –dice Sapir–. Excepto algunos empleados del sector público, nadie va a tener pensiones tan altas si no se aseguran pensiones privadas complementarias».
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