Una menor brasileña pasa 29 horas retenida en Barajas
Rosmery Chávez, una boliviana residente en Pozuelo de Alarcón, esperaba a su hija Romina, de 17 años, en el aeropuerto de Barajas. Hacía cuatro años que no se veían y, aprovechando las vacaciones de la menor, su madre le había pagado un mes de estancia en España. Cuando ésta llegó a Madrid, fue retenida durante 29 horas por no llevar dinero ni documentación suficiente, según informa ElPaís.com.
Romina aterrizó en Barajas a las 9:30 horas del viernes 13 de febrero, pero hasta el sábado a media mañana no pudo abrazar a su madre. Romina no tenía tarjeta de invitación, ni dinero, ni tarjeta de crédito, ni reserva de hotel. Además, su madre es una inmigrante en situación irregular. La menor, por tanto, debería volver en el primer vuelo a Brasil.
El abogado de oficio que se le asignó a Romina consideró que se cumplían los requisitos para la repatriación. Al mismo tiempo, Rosmery se había puesto en contacto con una abogada, María Luisa Bautista, que recomendó que en ningún caso se subiera en el avión. Los gritos y pataleos de Romina evitaron que fuera embarcada en el último avión del viernes, pero le condujeron a una sala incomunicada a pasar la noche.
El sábado por la mañana, tras dos visitas de la abogada al juzgado de guardia y a la Fiscalía de Menores, un juez frenó la devolución de la joven, priorizando la atención de la menor «por encima de cualquier circunstancia», y señala que Romina tiene arraigo porque su madre, Rosmery Chávez, tiene pareja e hijo españoles.
Romina aterrizó en Barajas a las 9:30 horas del viernes 13 de febrero, pero hasta el sábado a media mañana no pudo abrazar a su madre. Romina no tenía tarjeta de invitación, ni dinero, ni tarjeta de crédito, ni reserva de hotel. Además, su madre es una inmigrante en situación irregular. La menor, por tanto, debería volver en el primer vuelo a Brasil.
El abogado de oficio que se le asignó a Romina consideró que se cumplían los requisitos para la repatriación. Al mismo tiempo, Rosmery se había puesto en contacto con una abogada, María Luisa Bautista, que recomendó que en ningún caso se subiera en el avión. Los gritos y pataleos de Romina evitaron que fuera embarcada en el último avión del viernes, pero le condujeron a una sala incomunicada a pasar la noche.
El sábado por la mañana, tras dos visitas de la abogada al juzgado de guardia y a la Fiscalía de Menores, un juez frenó la devolución de la joven, priorizando la atención de la menor «por encima de cualquier circunstancia», y señala que Romina tiene arraigo porque su madre, Rosmery Chávez, tiene pareja e hijo españoles.
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