Presupuestos de 2011

Maru Menéndez

Lo que quedará de lo público tras los presupuestos de 2011

Si por Esperanza Aguirre fuera no habría servicios públicos, no habría educación pública ni Sanidad pública. No habría Servicios Sociales ni ayudas a la vivienda. Si por Aguirre fuera, los derechos y el Estado del bienestar serían artículos de consumo a beneficio de las empresas, no al servicio de los ciudadanos, y menos aún en solidaridad con los que menos tienen. No lo decimos solamente los socialistas, lo demuestran los hechos.

Esperanza Aguirre está a seis meses de finalizar su segunda y última legislatura al frente del Gobierno de la Comunidad de Madrid, y los servicios públicos tendrán que sufrir un nuevo y fuerte golpe en los presupuestos de 2011, a pesar de que precisamente lo público es más necesario que nunca para afrontar la fuerte crisis económica a nivel mundial que estamos padeciendo.

Es cierto que la crisis obliga a presentar unas cuentas austeras y que es necesario cortar el gasto público. Sin embargo, las prioridades de Aguirre son, cuanto menos, muy criticables: Los madrileños tendrán que padecer un 7% menos de inversión para los colegios e institutos públicos con respecto a 2010; un 14% menos de dinero destinado a los centros de salud que en 2009; un 2% menos de inversión en servicios sociales que en este año; y así en prácticamente todas las partidas destinadas los servicios públicos madrileños que tienen que dar un servicio de calidad y en equidad a más de 6,5 millones de personas. Pero no todo son recortes a los servicios, también lo son a los derechos: El Gobierno Regional recorta en un 13% las partidas destinadas a la lucha contra la violencia machista y en un 22% el dinero para las políticas de igualdad.

El Gobierno regional castiga a los madrileños con la tijera, pero se premia a sí mismo un año más con el dinero del contribuyente, como hizo en los años anteriores de la crisis, ya que en 2008 gastó un 6% más que en 2007, y en 2009 un 9% más que en 2008, eso sí, nunca en servicios públicos. Así, en 2011 se gastará 100 millones de euros en publicidad y en actos de propaganda, mientras mantiene un número considerable de altos cargos.

Alardea de gastar poco, mientras despilfarra a diestro y siniestro, como los 17 millones de euros adjudicados en campañas de publicidad en los últimos meses. O como han hecho con las empresas públicas. Han vaciado de contenido magníficos instrumentos que, como el IMADE, podrían hacer un gran servicio contra la crisis y los han utilizado para derrochar. Ahora, con la excusa del adelgazamiento de una administración que ellos mismos engordaron, han decidido aniquilar estas empresas, así como decenas de foros y organizaciones de participación ciudadana en la política regional como los consejos de la Mujer y de la Juventud.

Además, Aguirre ha atacado una vez más a los sindicatos. Ella busca así el debilitamiento de los trabajadores, la individualización de las relaciones laborales y el fin del convenio colectivo. Lo hace porque sabe que los sindicatos son un obstáculo para su plan de desmantelamiento de los servicios públicos.

A Esperanza Aguirre le sobran las mujeres, los jóvenes, los trabajadores y le sobran las organizaciones participativas de la Comunidad de Madrid. Además, es fraudulento tratar de vincular a la austeridad la desaparición de organismos que no están costando ni un solo euro. Lo que hace es liquidar los cauces de participación y dejar sus manos libres para hacer y deshacer.

Después de dos gobiernos de Esperanza Aguirre cabe preguntarse qué quedará de los servicios públicos tras los presupuestos de 2011. Por ello, el cambio político es hoy más importante que nunca. Están en juego muchas cosas, pero lo más importante, el futuro y los derechos de 6,5 millones de madrileños.

Maru Menéndez es la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid

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