Calendarios
A veces pasas del gin tonic al termalgin casi sin darte cuenta. O comienzas a hablar con una amiga y de casi todo ya han pasado veinte años. O te conformas con que te dediquen el tiempo que les quede libre. Los años pasan y desde hace algunos no tengo que buscar calendarios. Mido los días con el de Mercedes García-Agulló Lladó y con el de los misioneros javerianos.
Mercedes obsequia cada año a sus amigos con doce dibujos que probablemente hablan de los sueños que una niña empezó a forjar desde el colegio. Son escenas cotidianas, momentos de ocio recreados, de tiempo parado, teñidos de una melancolía especial. La incierta felicidad y a la vez un elogio de la felicidad. Miro sus dibujos y me envuelve una sensación de nostalgia, quizá de las cosas que nunca he tenido, de los bisabuelos que no conocí...
El de los misioneros javerianos (https://www.javerianos.org/) me habla del lado más duro de nuestro mundo enfrentado con una alegría desbordante, aunque sus boletines mensuales insisten en las desigualdades que no siempre salen en la prensa: Camerún, Chad, Sierra Leona...
No sé si mi vida es un caos: lo mismo celebro la llegada de Concha Velasco a cine de Barrio, que disfruto con ese impresionante libro que es La gallina ciega, de Max Aub (disponible en al Biblioteca Miguel de Cervantes). La inteligencia y la prosa de Max Aub son un oasis de lucidez, una fuente de conocimiento y placer.
La vida no es pasar hojas de calendario, pero entretiene.
* Jesús Gironés, responsable de exposiciones de El Foro de Pozuelo
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