Concha Velasco pone en pie al MIRA Teatro con la obra ‘Hécuba’
La vallisoletana encarna a una vieja reina de Troya con sed de venganza
El gran maestro José Carlos Plaza trajo a nuestra memoria el pasado sábado 15, una de las obras trágicas míticas en la historia. 'Hécuba', datada en el año 424 a.C. es una producción del trágico griego Eurípides, y Concha Velasco fue la artista que dio vida a esta vieja reina troyana, que después de ver destruida su ciudad por los griegos, observó como sus dos hijos -Políxena y Polidoro- le eran arrebatados de sus manos.
La 'Hécuba' de Plaza es una perfecta composición, que junto a la cuidadosa pero acertada adaptación de Juan Mayorga, enlaza el sacrificio de Políxena y la venganza sobre Polimestor, teniendo a la vieja reina esclava como brillante lazo de unión. Mayorga aminora toda la pesadez que ofrece la paradigmática obra, sabiendo hacerla atractiva al variado público, a través de un lenguaje más fresco y actual, pero igualmente cargado de fuerza y sufrimiento.
La escenografía, compuesta también por el director, era del todo armónica. Una gran bandera roja ajada presidía el escenario, ondeante merced a una brisa marina que mudaba al público a la tierra donde las troyanas se encontraban desterradas. Las humeantes ruinas de la guerra, la atenta luminosidad, y la sugestiva música creaban un ambiente calamitoso donde se hacían presentes los infortunios inmóviles en el tiempo del ser humano.
Una fantástica Concha Velasco encarnó el papel protagonista, sabiendo evocar a una destronada reina, que ahora se encontraba sola, a merced del Olimpo y finalmente convertida en perra. Una mujer que muestra la desesperación del ser humano al no encontrar justicia, buscar venganza y al destapar al público de manera magistral, la soledad a la que se ve sometida. Concha Velasco supo representar a un ser noble, que por circunstancias que impone la vida, se convierte en un ser vil y sucio. La actriz de 74 años, puso al público en pie, ofreciendo a una Hécuba que asume lo que fue, lo que es, y lo que será, acabando la obra con un grito desgarrador que alude a una perra.
Junto a ella, las troyanas Denise Perdikidis, Marta de la Aldea y Zaira Montes cantaron en coro con una profunda voz, enfatizando el ambiente de dramatismo y tragedia. Un digno Ulises, fue encarnado por el veterano José Pedro Carrión y un potente Agamenón fue personificado por la figura de Juan Gea.
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