Plenos de Pozuelo
Pozuelo de Alarcón es ejemplo en varios ámbitos no sólo para el resto de municipios de la Comunidad de Madrid, también para los ubicados más allá de las fronteras de nuestra región. Por citar tres, el empresarial, el deportivo y el cultural. Pero la conexión de la Administración con los vecinos es uno de sus talones de Aquiles, encarnado en la dinámica de sus Plenos, tanto en las sesiones en sí como en la información ofrecida antes y una vez celebrados.
Un ejercicio eficaz de participación y Transparencia empezaría por cambiar el horario de los Plenos, trasladándolos a las 17:00 horas. El Gobierno de Paloma Adrados tiene que poner su empeño en que los ciudadanos participen en el mismo a través de preguntas a las que la alcaldesa y resto de concejales den respuesta in situ.
A los Plenos de Pozuelo de Alarcón llegan mociones, ruegos y preguntas alejadas del ámbito local y muchas veces fundadas en recortes de noticias de periódicos. No es serio. Los concejales deben saber distinguir lo que es competencia del Consistorio, de la Asamblea de Madrid o de las Cortes Generales.
Una gran ciudad que así se quiera considerar no puede dar a su máximo representante el mero papel de árbitro. El alcalde debe ser interpelado, como lo es Ignacio González en Vallecas o Mariano Rajoy en la Carrera de San Jerónimo. No es de extrañar que la asistencia presencial al Salón de Plenos -tampoco tiene mucha capacidad para el respetable- sea testimonial. En internet el tráfico también es escaso, y los perfiles sociales oficiales tampoco ayudan.
Los tiempos han cambiado. Son nuevos. La vieja política ha terminado, por mucho que algunos quieran resistirse. Los cambios que desde aquí proponemos no debieran dilatarse en el tiempo ni pueden ser prometidos por quien no quiso llevarlos a cabo cuando pudo. Queda tiempo para remediar el tedio.
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