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Hablamos con la pozuelera Clara Herranz sobre su estudio de la figura de la mujer en el terrorismo

Hablamos con la pozuelera Clara Herranz sobre su estudio de la figura de la mujer en el terrorismo

Clara Herranz tiene 26 años y estudió Comunicación Audiovisual y Ciencias Políticas. Desde muy joven ya mostraba un gran interés por la política y un fuerte compromiso con la sociedad. Además es una apasionada del cine y la lectura. Vive en Pozuelo desde que tiene memoria y realizó sus estudios universitarios en el Campus de Somosaguas de la Universidad Complutense, de la que guarda muy buenos recuerdos. Lo que más le gusta de Pozuelo es la tranquilidad, disponer de amplias zonas verdes para salir a correr y tomar algo con sus amigas de toda la vida en alguna terraza de la Avenida de Europa.

P. ¿Cómo empiezas a investigar sobre el tema de la figura de la mujer en el terrorismo?


R. Cuando comencé a estudiar Ciencias Políticas, dos de los campos de estudio que mayor interés despertaron en mí fueron los estudios de género y la violencia política, pero me parecía difícil conjugar el estudio de ambos. Durante un curso de Relaciones Internacionales, gracias a la ayuda y sugerencias de un profesor, tuve la oportunidad de aproximarme a lecturas e investigaciones que comenzaban a realizarse en torno a la figura de las mujeres terroristas. Fue así como descubrí un tema bastante olvidado por parte de la academia, las instituciones y los medios, pero cuya importancia era esencial para comprender el fenómeno terrorista y llevar a cabo una lucha contraterrorista más adecuada y eficaz. Si bien de un tiempo a esta parte comienzan a despuntar los estudios sobre este tema, aún son escasos y en ocasiones muy superficiales y cargados de prejuicios, por lo que es necesario seguir explorando esta temática de una forma cada vez más exhaustiva.

P. ¿Por qué es tan importante tener en cuenta el género cuando se estudia el fenómeno terrorista?

R. Tradicionalmente se ha entendido el terrorismo como un ámbito profundamente masculinizado, es decir, se tenía la idea de que los terroristas eran en su mayoría hombres, ellos ocupaban los puestos de liderazgo, las decisiones las tomaban ellos y las pocas mujeres que formaban parte de estas organizaciones, ocupaban un papel anecdótico realizando labores de retaguardia y de apoyo logístico. Esta imagen no se corresponde totalmente con la realidad, por lo que si no comenzamos a tener en cuenta el papel de las mujeres terroristas y su relevancia dentro de la organización en el estudio del fenómeno corremos el riesgo de no saber a qué nos enfrentamos, y por tanto cualquier estrategia contraterrorista puesta en marcha desde esa visión tan limitada puede incurrir en errores y no ser suficientemente eficaz para hacer frente al terrorismo.

P. ¿Qué lleva a las mujeres a convertirse en terroristas?

R. Quizá este sea uno de los temas que más interés ha despertado en los medios de comunicación, se han escrito múltiples artículos y libros reflexionando sobre esta cuestión. Esto se debe a que en Europa estamos asistiendo a un fenómeno sin precedentes: jóvenes europeas abandonan sus vidas para unirse a organizaciones terroristas como el Estado Islámico, es decir, abandonan una sociedad que suponemos más igualitaria para unirse a grupos que las consideran en los que la igualdad entre hombre y mujeres está cuanto menos en entredicho.

La mayoría de estudios realizados hasta la fecha ponían el acento en que, si las motivaciones de los hombres para unirse al terrorismo son de tipo político-ideológico, entre las mujeres predominan motivos de carácter emocional. Esta explicación es demasiado simplista e incluso falsa, ya que las mujeres también son sujetos políticos guiadas por sus principios ideológicos, y los hombres son igualmente susceptibles de dejarse llevar por motivaciones de tipo personal o emocional, ya sea por vengar la muerte de un ser querido, por huir de una sociedad que lo margina o por dar rienda suelta a sentimientos de ira o venganza. Otra explicación muy común ha sido que estas mujeres se unían a la yihad con el fin de buscar el amor. Claramente estas explicaciones resultan machista y ofensivas hacia las mujeres, ya que nos reducen a seres guiados por sus emociones y sin capacidad de juicio ni razón. Las mujeres pueden ser manipuladas en la misma medida que lo son los hombres, y ni los hombres son seres racionales ni las mujeres más emocionales.

Ahora no se puede olvidar que los medios para coaccionar a las mujeres son mayores que a los hombres, especialmente en las sociedades patriarcales, por lo que muchas pueden acabar cometidas en terroristas en contra de su voluntad para recuperar su honor y el de su familia tras haber sufrido una violación o a través de coacción económica cuando pierden a su marido (a veces en combate) que era el proveedor económico de la familia y unirse a la yihad es uno de los pocos medios a su alcance para subsistir y mantener a su familia, dada la reducida integración de estas mujeres en el mercado laboral.

P. ¿Es comparable la participación de las mujeres en organizaciones terroristas occidentales (como ETA, IRA, las Brigadas Rojas, FARC) con el terrorismo actual de corte yihadista?

R. No hay que perder de vista que existen muy diversas agrupaciones terroristas que difieren no solo en su origen, o su región de acción, sino también en el momento histórico y en su ideología política. Es evidente por tanto que el trato que recibe la mujer en ellas será muy distinto: así es lógico pensar que los organizaciones ideológicamente más progresistas hayan estado más sensibilizadas con la lucha por la igualdad de las mujeres y la emancipación femenina, mientras que organizaciones más conservadoras pueden haber reducido a las mujeres a los roles tradicionales limitados al ámbito doméstico. Pero estas diferencias no residen tanto en la región de origen sino en la orientación ideológica de las propias organizaciones.

No obstante, tal y como estudio en mi trabajo las organizaciones terroristas cada vez son más conscientes de los beneficios y ventajas que reportan las mujeres terroristas, ya que son percibidas como una menor amenaza, pueden pasarás desapercibidas y los controles de seguridad pueden ser más laxos con ellas, por lo que, independientemente de su orientación ideológica, los grupos terroristas han aprovechado estas ventajas internado cada vez más mujeres en sus filas, y en roles más activos que escapan de las tradicionales labores de retaguardia.

P. ¿Han alcanzado las mujeres puestos de liderazgo dentro de las organizaciones terroristas?

R. Algunos grupos terroristas han incluido a un número relevante de mujeres incluso en puestos de liderazgo y estas han participado en la toma de decisiones: por ejemplo, en los años '70 en Alemania la Facción del Ejército Rojo (RAF) contaba en sus filas con tantas mujeres como hombres, y uno de sus miembros más destacados fue una mujer, Ulrike Meinhof. En ETA, si bien las mujeres no estuvieron presentes en los orígenes, a lo largo de las décadas de 1980-90 su presencia creció mucho, estando presentes incluso dentro de la cúpula militar.

No hay que olvidar además que a medida que los grupos terroristas han ido integrando a cada vez más mujeres debido a las ventajas que estas reportan, las mujeres han aprovechado ese espacio que les estaban ofreciendo para alzar su voz y participar políticamente, especialmente en entornos donde tenían vetada la participación en la vida pública. Ejemplo de ello es que mientras las mujeres están desempeñando roles esenciales dentro del Estado Islámico, como reclutadoras o incluso en la comisión de atentados, es estados con una fuerte implantación del wahabismo (corriente religiosa de la que bebe el EI) como Arabia Saudí, las mujeres conquistaron hace apenas un año el derecho a voto, no pueden conducir y están prácticamente relegadas a la vida doméstica y al entorno privado.

P. ¿Cómo pueden las mujeres contribuir a la estrategia contraterrorista?

R. Al igual que se adopta una perspectiva de género para llevar a cabo el análisis del terrorismo es necesario que las mujeres sean incluidas en la fase posterior, es decir, en la elaboración y ejecución de la estrategia contraterrorista principalmente a dos niveles. Por un lado, es necesario una mayor presencia de mujeres en las fuerzas de seguridad, tanto en la resolución de los conflictos como para la detención, tratamiento e interrogatorio de mujeres detenidas por delitos de terrorismo: para garantizar los derechos de estas mujeres han de ser examinadas y registradas por policías mujeres, y en muchas ocasiones les resultará más fácil abrirse y comunicarse con otra mujer que con un hombre, por no hablar de las mujeres retenidas en contra de su voluntad o sometidas a violencia física o sexual. Por otro lado, las mujeres en muchas ocasiones son figuras clave dentro de sus comunidades y dentro de sus familias por lo que su labor educando y concienciando en valores como la paz y la fraternidad y potenciando la tolerancia en lugar del odio y la violencia será esencial para evitar la propagación de la violencia, el conflicto y el discurso de odio que hacer crecer a las organizaciones terroristas.

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