La venganza de Miguel Ángel Berzal

Ayer me envió un lector, que está en uno de los múltiples grupos que hay en whatsapp con miembros de Cs Pozuelo, una captura de pantalla enigmática. Terrorífica. De película de suspense.

Se trata de un estado publicado en esa red social por Miguel Ángel Berzal, que acaba de tomar las de Villadiego dando un portazo al partido naranja de Rivera, acusándoles de ser un timo político y traicionar sus principios fundacionales por los que él se afilió. Habla hasta de espionaje...

Y se ve que está resentido, muy resentido el chico. Que era una decisión que llevaba meditando desde hace tiempo. Por lo menos desde que fue visto en campaña electoral en el acto de presentación de VOX en Pozuelo.

A mi no me extraña que se haya ido. Primero le echaron de la portavocía de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Pozuelo. Su partido nunca explicó los motivos. Después intentó que se convocaran primarias locales en el partido, para poder resurgir de las cenizas cual Pedro Sánchez. También el aparato regional le ignoró, aunque podía haber realizado esas primarias. Luego colocan como candidato en Pozuelo a un paraca, Damián Macías, con todos mis respetos. Y ya Berzal no pudo más. Y estalló. En pedazos. Y se marchó, y a su barco le llamó libertad, y en el cielo descubrió gaviotas, pero no las del PP.

Al caso, queridos amigos. Lo que me aterra de todo esto es el veneno que se le ha debido quedar dentro al maltratado Berzal. Clama venganza. Hasta en whatsapp, donde afirma en su estado que “los traidores pronto caeran” [sic]. Y eso no es bueno, porque ese sentimiento no te deja vivir tranquilo: hace más daño al que lo ejecuta que al que lo padece. Y es propio de personas con mucho sentimiento y poca cabeza.

Pero tú no eres así, ¿no, Berzal?