Do ut des, Quislant y Aizcorbe en sintonía
Así son las cosas en una democracia sin mayoría absoluta. Hay que llegar a acuerdos. Y eso supone buscar puntos de unión. Y también cesiones.
Esto es lo que han hecho el Partido Popular y VOX en Pozuelo de Alarcón. La alcaldesa Quislant es muy consciente de que necesita un apoyo para sacar adelante los presupuestos de 2020. Y sopesaba la disyuntiva de echarse en brazos de Ciudadanos o de Vox.
Ciudadanos está muy contento con el nuevo despacho. Bueno, más que el partido naranja quien está contento es su portavoz Damián Macías, quien se ha quedado con el megadespacho y ha enviado al resto de concejales a la sala contigua, lo que él llama la zona de co-working, todos juntitos. Tiene tela y morro. No sé muy bien para qué quiere el despacho. Las malas lenguas dicen que va a montar en él un photocall para retratarse con todo el mundo.
Y como Ciudadanos está bastante entretenido con sus pullitas internas y sus fotitos externas, no serán un problema para el presupuesto de 2020. La alcaldesa tenía que intentar hacer las paces con Aizcorbe, el portavoz de Vox, todavía mosqueado porque Quislant no aceptó en la negociación previa a la investidura que Vox entrara también a formar parte de la Junta de Gobierno del municipio. Por ahí la alcaldesa no pasó y Aizcorbe tampoco.
Así que era el momento de acercar posturas, además en torno a cuestiones en las que los dos partidos podrían estar de acuerdo: el apoyo a las mujeres embarazadas, el estudio -sólo estudio, de momento- del soterramiento de las vías del tren, crear una zona de paseo en torno al Arroyo Pozuelo, la puesta en marcha de un nuevo plan de movilidad en Pozuelo, e instalar, de una puñetera vez, elementos para dar sombra en verano en la Plaza del Padre Vallet.
Todo muy razonable. A estas peticiones Quislant no podía decir que no. Pero con este sencillo acto Vox ha cumplido prácticamente ya todo su programa electoral. ¿Qué harán el resto de la legislatura?
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