Lo que viví como trabajador en la Nochevieja de Pozuelo
Le escribo de forma anónima para compartir mi experiencia como trabajador del Recinto Ferial de Pozuelo durante la pasada Nochevieja. Mi testimonio refleja una gestión caótica y múltiples irregularidades que considero necesario exponer.
Empiezo por lo más grave: no se me dio de alta en la Seguridad Social, algo que puedo acreditar con mi vida laboral actualizada a 8 de enero de 2025. Trabajé como camarero, según mi contrato verbal, pero me destinaron al guardarropa. No firmé ningún contrato, solo un "recibí" del dinero al final de la noche, 20 euros por hora (los empleados de seguridad cobraban 25 euros). Mi jornada fue de 00:30 a 7:30, con condiciones de trabajo inaceptables.
En el guardarropa éramos solo tres personas sin experiencia previa, cuando se había planeado que fuéramos cinco. Dos de los seleccionados desaparecieron al inicio del evento, tras un comportamiento inapropiado, dejando todo el peso a los demás. Tuvimos que gestionar alrededor de 900 prendas (o incluso más), ya que en ocasiones varias se colgaban en una sola percha con el mismo número. Esto generó un caos absoluto, especialmente al cierre, cuando la mayoría de los asistentes quiso recoger sus pertenencias al mismo tiempo.
Las deficiencias organizativas eran evidentes desde el principio: los números de las tarjetas del guardarropa no seguían un orden lógico, lo que complicó enormemente la distribución de las prendas. Tampoco se nos dio formación suficiente, y muchas prendas acabaron desordenadas, algunas en el suelo o en perchas rotas. Al final de la noche sobraron dos prendas sin reclamar.
El recinto también presentaba deficiencias. La carpa, de material plástico, acumulaba humedad y goteaba por los bordes. No había agua corriente, y aunque había baños tipo obra, no disponían de grifos. Además, hacía frío en el área del guardarropa debido a la falta de puertas.
La gestión del guardarropa no fue el único problema: los asistentes debían pagar 5 euros por la tarjeta que identificaba su prenda, un precio que muchos consideraron abusivo. Esto generó tensiones y retrasos, ya que los clientes, al desconocer esta norma, intentaban dejar su ropa sin haber pasado antes por la caseta de pago. Ante esta situación, por falta de medios y tiempo, en ocasiones permitimos que varias prendas compartieran número, lo que más tarde resultó ser un gran error.
Al final de la noche, la situación se desbordó. Los clientes esperaban más de 30 minutos para recuperar sus prendas, y la falta de un protocolo para organizar colas agravó el caos. Ante la desesperación, incluso permitimos que algunos entraran al guardarropa a buscar sus pertenencias, hasta que un miembro de seguridad lo impidió con malos modos. Hubo momentos de gran tensión, con gritos y discusiones entre clientes y trabajadores.
Otra anécdota que refleja la falta de previsión es que, a mitad de la noche, algunos asistentes comenzaron a llegar al guardarropa con solo una tarjeta, ya que en la caseta de venta se habían quedado sin duplicados. Esto nos obligó a improvisar soluciones, como pedir a los clientes que fotografiaran su tarjeta para garantizar que pudieran recuperar sus pertenencias.
A pesar de las dificultades, algunos compañeros demostraron gran profesionalidad. Sin embargo, al final de la noche, lejos de reconocer nuestro esfuerzo, el responsable del evento nos recriminó duramente. Nos envió al final de la fila para cobrar nuestro salario, acompañado de comentarios despectivos que considero inaceptables.
Por último, quiero destacar las dificultades de transporte para llegar y salir de Pozuelo. Fui en bicicleta desde el Barrio del Pilar porque el transporte público no ofrecía opciones razonables. Este problema debería abordarse, ya que el acceso a esta zona resulta complicado para quienes no disponen de vehículo propio.
Adjunto fotos y documentos que respaldan mi testimonio y quedo a disposición para aclarar cualquier detalle adicional. Espero que estas palabras sirvan para denunciar la falta de organización y las condiciones precarias que enfrentamos esa noche.
D.L.Y.
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