'Los cuernos de Don Friolera' mezcla la reflexión, la sorpresa y la diversión
El pasado sábado 8 de marzo la compañía P. Cachivache y Teatro Zascandil representaron la conocida obra de Valle-Inclán, ‘Los cuernos de Don Friolera’ en el Teatro Mira de Pozuelo de Alarcón. Esta obra, caracterizada por el conocido estilo literario del esperpento, no dejó indiferente a un público sorprendido e inmerso en la acción de la trama teatral.
La historia está enmarcada en la mentalidad de la sociedad española de los tiempos de Martínez Campos. El burgués, Don Pascual Astete, más conocido como Don Friolera, es un teniente de la compañía de carabineros. Tras recibir un anónimo sobre la infidelidad de su mujer, Don Friolera intenta limpiar su honor con la muerte de su mujer, Doña Loreta.
El esperpento constituye la clave de la obra. Los personajes se caracterizan con máscaras, dando sensación de ser simples muñecos, y utilizan un lenguaje coloquial literario con numerosos matices de humor que despertaron risas entre el público. Los momentos más divertidos de la tarde los protagonizaron Doña Loreta y su amante, el barbero Pachequín, un amor imposible marcado por la mentalidad de la época.
La muerte, la crítica y los contrastes fueron los elementos constantes de la representación teatral. Gracias a los juegos de luces las escenas sumían al espectador en la acción. Mientras, la crítica e intención satírica, semi transparente a lo largo de la obra, hicieron su aparición cuando Don Friolera, cegado por los celos, mata a su hija por error.
La representación teatral dirigida por Chema Adeva refleja las tres dimensiones desde las que, según Valle-Inclán, se ve el mundo estéticamente: de rodillas, los personajes son como los héroes de la tragedia clásica; de pie, el espectador ve al personaje como un igual y por último, desde el aire, gracias a esta visión los personajes se muestran como simples marionetas.
El final de ‘Los cuernos de Don Friolera’ se llevó los aplausos del público que tras cerrarse el telón, pensativos y sorprendidos por la representación, salieron de la sala del Teatro Mira en silencio y relajados. Los actores, la dirección, producción y realización han conseguido que el público reflexionara no sólo como espectador sino como un componente más de la obra.
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