O nosotros, o el caos
No es cierta esa antigua creencia popular que sostiene que tras la tempestad viene la calma. Especialmente tras el invento del riego por aspersión, donde tras la tormenta todavía puede seguir lloviendo.
Un par de semanas de desconcierto y caos, y todo se ha ido a tomar por saco. Gobernar como Dios manda un país, incluso el nuestro, es muy jodido. Tal vez, el nuestro, más aún. Pero esto es el mundo real, amigos. Si alguno se había creído la España de dibujos animados de Walt Disney que Bambi nos lleva contando desde hace cinco años que se vaya despertando. Ya va siendo hora.
Lo peor son siempre las explicaciones. Increíbles, bochornosas, autocomplacientes. Hacen el ridículo y todavía quieren sacar pecho. Hay quien ha salido en televisión y con un par ha dicho: «Hemos ganado a los piratas». Nunca estamos contentos, coño. Tienen razón. Quince días más de conflicto y la que hubiera terminado secuestrada sería nuestra fragata Canarias. En un país normal, a estos piratas se les habría aplicado directamente el artículo 17. Pero nosotros somos unos caballeros. Ni un rasguño. La calle es una rechifla. La guerra de Gila era seria, al lado de Carmen Chacón, que es una broma. Cada vez que la ministra de Defensa sale en televisión me acuerdo de Susan Vance, la protagonista de La fiera de mi niña, que encarnaba Katherine Hepburn. Un abatido Cary Grant lo resumía con desasosiego: «No se aclarará nada mientras ella se empeñe en explicarlo todo». Casi es mejor así.
Ya hay encuestas. El Gobierno no sale bien parado, y la oposición empieza a despegar de verdad. Hoy, la salud de este Gobierno es inversamente proporcional a la de los piratas somalíes. Pero la mejor encuesta es siempre el nerviosismo, la ira, de la Cadena SER. Es el termómetro más preciso. Esta semana era conmovedor el esfuerzo de Angels Barceló y de uno de los ideólogos del presidente, Suso de Toro, para elogiar la gestión de Zapatero y censurar a Rajoy. El mundo al revés. Dije conmovedor. Por su entrega. Por su enorme esfuerzo. Pero si alguien prefiere entender patético, no le corregiré.
Con este paisaje, en cinco minutos volverá la crispación. E intentarán emplumársela al PP, como de costumbre. Pero quien ha dicho que el PP está al lado de los piratas es la vicepresidenta De la Vega. Y quien ha dicho que los argumentos del PP coinciden con los de los narcotraficantes y con los de Batasuna es el ministro Rubalcaba. Son salvajadas. Pero dichas por el gobierno del talante. Que no haya equívocos. Zapatero se lo dijo claramente a Iñaki Gabilondo en la última campaña electoral: «Tenemos que elevar la tensión, que nos viene bien». Es decir, como las cosas vengan muy jodidas, que vendrán, no tardaremos en ver más fosas abiertas de la Guerra Civil.
En fin, miro a este gobierno, caótico, dividido y terminal, y veo en él aquel chiste genial de Ramón, que fue portada de la revista Hermano Lobo en 1975. Un político en campaña electoral pide el voto a su auditorio:
-O nosotros, o el caos.
-¡¡ El caos, el caos!!
-Es igual, también somos nosotros.
Buenos días y buena semana, amigos.
Nota al margen
Premonición cumplida. Aunque demasiado temprano. Escribí este artículo en la mañana del pasado sábado. Tan sólo 24 horas después, en El País Semanal, leo la siguiente indignidad firmada por Javier Marías, uno de sus columnistas habituales: «Lorca fue asesinado vilmente por el bando franquista que el Partido Popular defiende, puesto que se ha negado a condenarlo». Ayer era domingo. Pero es claro que para este supuesto intelectual no amaneció un nuevo día.
Un par de semanas de desconcierto y caos, y todo se ha ido a tomar por saco. Gobernar como Dios manda un país, incluso el nuestro, es muy jodido. Tal vez, el nuestro, más aún. Pero esto es el mundo real, amigos. Si alguno se había creído la España de dibujos animados de Walt Disney que Bambi nos lleva contando desde hace cinco años que se vaya despertando. Ya va siendo hora.
Lo peor son siempre las explicaciones. Increíbles, bochornosas, autocomplacientes. Hacen el ridículo y todavía quieren sacar pecho. Hay quien ha salido en televisión y con un par ha dicho: «Hemos ganado a los piratas». Nunca estamos contentos, coño. Tienen razón. Quince días más de conflicto y la que hubiera terminado secuestrada sería nuestra fragata Canarias. En un país normal, a estos piratas se les habría aplicado directamente el artículo 17. Pero nosotros somos unos caballeros. Ni un rasguño. La calle es una rechifla. La guerra de Gila era seria, al lado de Carmen Chacón, que es una broma. Cada vez que la ministra de Defensa sale en televisión me acuerdo de Susan Vance, la protagonista de La fiera de mi niña, que encarnaba Katherine Hepburn. Un abatido Cary Grant lo resumía con desasosiego: «No se aclarará nada mientras ella se empeñe en explicarlo todo». Casi es mejor así.
Ya hay encuestas. El Gobierno no sale bien parado, y la oposición empieza a despegar de verdad. Hoy, la salud de este Gobierno es inversamente proporcional a la de los piratas somalíes. Pero la mejor encuesta es siempre el nerviosismo, la ira, de la Cadena SER. Es el termómetro más preciso. Esta semana era conmovedor el esfuerzo de Angels Barceló y de uno de los ideólogos del presidente, Suso de Toro, para elogiar la gestión de Zapatero y censurar a Rajoy. El mundo al revés. Dije conmovedor. Por su entrega. Por su enorme esfuerzo. Pero si alguien prefiere entender patético, no le corregiré.
Con este paisaje, en cinco minutos volverá la crispación. E intentarán emplumársela al PP, como de costumbre. Pero quien ha dicho que el PP está al lado de los piratas es la vicepresidenta De la Vega. Y quien ha dicho que los argumentos del PP coinciden con los de los narcotraficantes y con los de Batasuna es el ministro Rubalcaba. Son salvajadas. Pero dichas por el gobierno del talante. Que no haya equívocos. Zapatero se lo dijo claramente a Iñaki Gabilondo en la última campaña electoral: «Tenemos que elevar la tensión, que nos viene bien». Es decir, como las cosas vengan muy jodidas, que vendrán, no tardaremos en ver más fosas abiertas de la Guerra Civil.
En fin, miro a este gobierno, caótico, dividido y terminal, y veo en él aquel chiste genial de Ramón, que fue portada de la revista Hermano Lobo en 1975. Un político en campaña electoral pide el voto a su auditorio:
-O nosotros, o el caos.
-¡¡ El caos, el caos!!
-Es igual, también somos nosotros.
Buenos días y buena semana, amigos.
Nota al margen
Premonición cumplida. Aunque demasiado temprano. Escribí este artículo en la mañana del pasado sábado. Tan sólo 24 horas después, en El País Semanal, leo la siguiente indignidad firmada por Javier Marías, uno de sus columnistas habituales: «Lorca fue asesinado vilmente por el bando franquista que el Partido Popular defiende, puesto que se ha negado a condenarlo». Ayer era domingo. Pero es claro que para este supuesto intelectual no amaneció un nuevo día.
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