El fútbol y la política
He dejado pasar el tiempo para comentar mi impresión sobre la celebración de la victoria de la selección española de fútbol en el campeonato del mundo de Sudáfrica. En parte se debe a que tengo mucho trabajo pues, aunque al ser becaria no tengo derechos laborales y la empresa no tiene obligación de darme vacaciones, lo cierto es que me obliga a hacer trabajos de mantenimiento y limpieza que no se corresponden con mi profesión de periodista.
Pero también lo he retrasado, deliberadamente y en mayor medida, para dar lugar a que se me pasara el calentón que me produjo el bochornoso espectáculo de ver por todas partes las banderas con las que la derecha ha salido a la calle; la izquierda nunca llevamos la bandera española, y en la celebración futbolera no ha habido banderas republicanas, ni autonómicas, ni de partidos o sindicatos de clase, tampoco del colectivo gay. No tenemos mucho que celebrar si gana la España tradicional.
Lamento, por otro lado, que la propuesta iniciada en mi empresa de llamar a la selección “la roja” para evitar su apropiación derechista no haya tenido éxito y no haya impedido esa manifestación de rancio patriotismo españolista que no reconoce lo que se debe al gobierno socialista y a medios de comunicación como éste, en el que trabajo, en el triunfo de la selección.
Jennifer García
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