Navidad
Como cada año, nos visitan las fiestas de Navidad, fiestas entrañables, en la que la ternura de Dios hecho niño pequeño, se mezcla con ese conjunto de sentimientos confusos, algunas veces de alegría y otras veces de pena, que los hombres experimentamos en nuestro corazón en estos días. Son fiestas en las que las palabras paz y reconciliación suenan de un modo especial en nuestros corazones y precisamente la ausencia de la paz o de la reconciliación, golpea las conciencias y en muchas personas provoca sentimientos encontrados de gozo y a la vez de dolor.
No podemos hacer que las fiestas de Navidad dependan de los estados emocionales en que nos encontremos, pues sobre todo y ante todo, lo que celebramos es que viene a la tierra Dios, que visita a su pueblo y no es una visita de cortesía para preguntar que tal estáis y darnos saludos cariñosos, sino que Él nos visita para redimirnos, para suscitar dentro de nosotros una fuerza diferente a la que teníamos hasta ahora, una fuerza de salvación que nos libra de las tinieblas y de las sombras de muerte que nos amenazan, dándonos una nueva perspectiva de las cosas, de tal modo que esa presencia de Dios se convierte en el origen y la causa de todo nuestro amor y toda nuestra esperanza, como norte y guía invisible pero seguro, que nos acompaña en cada momento.
Celebrar la Navidad es llenarse el corazón de gratitud y decirle: "Señor, qué bueno y qué misericordioso eres, qué grande y qué fiel", porque el Señor siempre cumple sus promesas. Él nos prometió que vendría y nunca deja de cumplir sus palabras y el Señor también a ti te hizo la promesa, contigo hizo alianza, tú también puedes alegrarte como se alegró María con el anuncio del ángel, porque el Señor está en medio de nosotros, en medio de la historia de los hombres y en medio de tu propia historia. El nacimiento de Jesús sucedió en la historia, pero sucede también en tu historia propia. Tú tienes que ser cuna, tienes que ser pesebre y tienes que ser portal de Belén, para que en tu pobreza Jesús nazca y tú lo arropes con tu cariño. Son días de ser muy cariñosos con los demás, pero también son días de estar especialmente cariñosos con un Dios que se ha hecho niño, que quiere ser contemplado en su indefensión, que llora, que busca el pecho de una mujer para alimentarse y en definitiva, un Dios que se humilla y te dice "te necesito. Te necesito verdaderamente. Cuento contigo para hacer la salvación de los hombres".
Cuantos sentimientos de belleza suscita la Navidad en nuestros corazones. Pidámosle al niño Dios, que como cada año venga a nosotros, venga a nuestras familias, venga a nuestras intenciones, que nos visite con su paz y se cumplan en nosotros todas las promesas que Dios hizo a su pueblo.
Jesús Higueras Esteban es el Párroco de Santa María de Caná (Pozuelo de Alarcón)
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