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Antonio Beteta eficacia probada

Antonio Beteta eficacia probada

Los nombramientos del segundo escalón del Gobierno de Rajoy ya han empezado. Y el primero de la lista ha sido el de Antonio Beteta, hasta ahora consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid. Beteta ha sido nombrado Secretario de Estado de Administraciones Públicas, dependiente del Ministerio de Hacienda, cargo parecido al que ya ejerció en junio de 2000, cuando fue nombrado secretario general de Política Fiscal, Territorial y de las Comunidades, también en el ámbito de Cristóbal Montoro.

Beteta es un político extraordinario. De esa gente que pasa desapercibida por la Administración pero que es de una eficacia tremenda. Y el ejemplo más claro lo tenemos en la Comunidad de Madrid en donde ha sido uno de los consejeros referencia del Ejecutivo de Esperanza Aguirre. Uno de los que se encargó del modelo económico, como consejero de Hacienda, que ha permitido a la Comunidad resistir mejor la crisis, convertirse en la locomotora de España y ser ahora un modelo a seguir por todas las CCAA.

Antonio se va de la Comunidad de Madrid, incluso, con un último reto alcanzado: haber unificado la gestión de Metro de Madrid dentro del plan de eliminación de duplicidades con el Ayuntamiento. Una tarea que le encomendó Aguirre tras las últimas elecciones, cuando le nombró consejero de Transportes hace poco más de seis meses.

Lo ha hecho tan bien en Madrid que ahora el Gobierno de la nación le pide agilizar, abaratar, eliminar duplicidades y reducir el déficit en las Administraciones para que eso permita generar riqueza y trabajo. Porque Beteta será el encargado de eliminar duplicidades en las Administraciones Públicas, reformar las diputaciones y recortar el empleo público. Posiblemente, la más complicada tarea del nuevo Gobierno de Rajoy, ya que Beteta recoge una administración sobredimensionada, con 2.357 entes asociados a las comunidades autónomas y otros 451 al Gobierno central.

Otro de los retos importantes que recibe este político de probada eficacia es el de reformar las diputaciones provinciales. El Partido Popular ha sido uno de los pocos que no incluía la eliminación de estos organismos en su programa electoral, pero Beteta será el encargado de reducir su gasto. Y no será nada fácil. El nuevo secretario de Estado recibe unas instituciones con un presupuesto anual de 22.000 millones de euros y una deuda de 7.300 millones que, además, no deja de crecer.

También se encargará, previsiblemente, de las funciones relacionadas con el empleo público, que también es otra de las claves del ajuste que tiene que realizar el Gobierno.

Por el momento, Rajoy ha anunciado que no se cubrirán las bajas que se produzcan en la administración central, salvo en algunos servicios básicos, por lo que se espera que la Oferta de Empleo Público de 2012 sea la más restringida de la historia. Y, en estos días, ya se habla de una congelación de los salarios de los funcionarios.


En definitiva, que Beteta será el encargado de bailar con la más fea de todas las tareas del nuevo Gobierno. Pero Antonio es de esos políticos ejemplares que dignifican tandenostada profesión y podrá abordar la ingente tarea que se le ha encomendado sin ningún problema. Porque, a su contrastada eficacia, une una inteligencia fantástica y un talante inusitado para la negociación. Posiblemente, basado en su gran humanidad. Y no sólo me refiero a lo relacionado con la báscula.

*Este diario no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores

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