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La Suertuda

La Suertuda

Andaba yo buscando uno de esos nuevos 'sanecanes' que, vaya, ahora se ven algo más con el perrito blanco dibujado encima, cuando pisé una 'mina canina'. Maldición. Ruina de zapato comprado en las rebajas. Catástrofe. Rayos y truenos. Aunque una amable señora, que me vio renegar y acordarme de Medio Ayuntamiento y parte de Medio Ambiente, se acercó a mí y me dijo que no me enfadase tanto porque pisar aquello significaba que iba a tener mucha suerte.

¿Suerte? A ver si ahora, después de embarcarme en la antítesis del desodorante, iba a tener que darle las gracias a Mónica García Molina, la concejala de Medio Ambiente. Sólo faltaba.

Aunque, andando-andando y ya sin remedio, empecé a pensar si este nuevo sistema de 'sanecanes' se había puesto para dar suerte a los pozueleros. Para que sea más fácil pisar esa 'suerte'. No lo sé. Pero era para echar cuentas. Si da buena suerte pisar una plasta de perro en la calle, no me extrañaría que Mónica hubiese optado por este nuevo sistema. La suerte hay que repartirla. Es más, en aquel momento decidí que tenía que retratarla porque algo tan original debería quedar negro sobre blanco por si, en algún pueblo cercano, deciden imitarla.

A Mónica García Molina ya la retraté también la legislatura pasada. Le llamé La Abeja Maya porque, aunque tenía Obras como coletilla en el nombre de la Concejalía, mis informadores me dijeron que vivía en un mundo multicolor. 'Viva la gente, la hay por donde quiera que vas'. Y es que, según me contaron, daba gusto verla de flor en flor. 'Presumidilla y coqueta', como cantaba Lole y Manuel. Y eso que, en la anterior legislatura, en Pozuelo no estaba el horno para bollos.

De todas maneras, me equivoqué de nombre. Era normal que Mónica se sintiese feliz. A fin de cuentas, ser concejala de Medio Ambiente en Pozuelo de Alarcón es como para sentirse una mujer suertuda. Es un chollo. Hay quien mataría, políticamente hablando, por llevar una concejalía para el lucimiento como ésta. Total, que como hacía poca cosa en el Consistorio recuerdo que, en el anterior retrato, me tuve que enrollar y tirarme el folio para llenar el ídem porque la señora García Molina no daba más de sí.

Lo que no sabía era que su suerte, entonces y ahora, podía ser consecuencia directa de las 'minas caninas' que uno se encuentra en los parques y aceras adyacentes... Eureka. Esa sí es una razón de peso que había que analizar. Y, claro, así es fácil que la suerte te acompañe, Mónica. Incluso,  que tengas más suerte en esta legislatura. Ahora eres sólo Concejala de Medio Ambiente. Y eso, para muchos, es ir a mejor.

Es cierto que la señora García Molina nunca se ha puesto de cara al viento ya que lo suyo ha sido dejarse llevar. ¿Por aquí? Por aquí. ¿Por el otro lado? Por el otro lado. Y debe hacer muy bien ese juego porque sin ser de Pozuelo y habiendo venido con el Olvidable, aquí sigue.

En cualquier caso, hay que decir que Mónica es buena persona. Escasamente intrigante. Manda poco y se lleva bien con todo el mundo... Pero ¿es eso suficiente para repetir de concejala de Medio Ambiente?

No lo sé, pero me cuenta un amigo mío que es camarero en un bar de los alrededores del Ayuntamiento que hay pozueleros, haciendo como que pasean por la plaza, cuando lo que están es esperando a que salga Mónica para, con disimulo, acercarse a ella con el boleto de la Primitiva en la mano. ¡Qué mala es la gente!



Capitán Possuelo

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