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El Cardenal

El Cardenal

Andaba yo esquivando a la pata coja los chicles pegados al suelo en la Plaza del Ayuntamiento cuando me acordé de Félix Alba. Asociación de ideas, probablemente. Supongo que se debió a la mezcla de ver la guarrada y a que Félix es el concejal de Sanidad y Consumo... Aunque no sé yo si Félix manda lo suficiente en el Consistorio como para ordenar que se limpie algo tan sucio. Ni siquiera sé bien de quién depende la cosa. Cualquiera sabe. Lo mismo cuelga de tres concejalías. O de cuatro, vaya usted a saber. Porque un chicle pegado al suelo en este pueblo, aparte de Sanidad y Consumo, seguro que depende también de Medio Ambiente (por aquello de la suciedad); de Participación Ciudadana (porque a algún sitio habrá que llamar si te quedas pegado) y, seguramente, de Obras (porque lo mismo tiene que mandar una cuadrilla para despegarte). Eso por lo simple. Porque si, además, hay que contar con la Concejalía de Organización Administrativa para que ordene el 'trafico de consultas' que puede llevar aparejado el chicle y la madre que lo trajo al mundo entre concejalías, la cosa puede ser grave.

Por cierto, ¿para qué sirve la Concejalía de Organización Administrativa y Relaciones Institucionales? Qué cosas hay que leer en el organigrama del Ayuntamiento. Bueno, ya lo iré averiguando poco a poco.

El caso es que, ya que me acordé de Alba, me dije: voy a retratarlo esta semana... Total, qué más da un concejal que otro...

A Félix ya lo retraté en la anterior Galería. Entonces le llamé El Topillo y la verdad es que no recuerdo por qué fue. Tampoco importa. Como ha llovido tanto desde entonces, el hombre merece algo nuevo. Esta vez, le llamaré El Cardenal. Porque, aparte de que los cardenales están de actualidad con la renuncia del Papa y Alba tiene cara de cardenal de oriente, creo que debo llamarlo así en memoria del Cardenal Cisneros. Aquel regente de Castilla que, cuando los nobles le preguntaron en qué basaba su legitimidad para mandar, abrió una ventana, señaló a las tropas que estaban formadas en el patio y dijo: "Estos son mis poderes".

De hecho, un amigo mío que se pasó dos días pegado a los chicles de la Plaza del Ayuntamiento y que vio todo tipo de movimiento en el Consistorio me asegura que le dijeron que, cuando alguien le quiere mover la silla, Félix abre la ventana de su despacho y señalando con el brazo dice que su poder está en el viejo Pozuelo. Como Cisneros.

Y es que, al parecer, los poderes de Alba están en el mismo centro de Pozuelo en donde es muy popular. No lo tengo yo muy claro, pero es lo que me dicen. Y como estratagema política no está mal.

Me aseguran que Félix es el eslabón que une al Gobierno con ese pueblo bullanguero y amante de la tortilla de patatas en las fiestas, y que presume de ser la raíz de Pozuelo, aunque Pozuelo no tenga raíces... Pero, ay amigo, a ese tipo de ciudadanos le temen mucho los políticos. Y no sé muy bien por qué, pero es así. Tanto que Félix se ha convertido en uno de los intocables.

El caso es que el bueno de Alba ahí sigue legislatura tras legislatura y, por lo que parece, seguirá. Aunque también hay que decir que manda poco. Que, por mucho poder que digan que tiene, manda menos que un Agente de la Hora en la zona de la Avenida de Europa que pertenece a Aravaca. Por no tener, tampoco tiene asesor. Y eso es significativo.

A su favor, también, hay que decir que es un político que vive de su profesión de médico. Y eso le da un poder moral impresionante. Félix no está en política para buscarse la vida sino por su afán de servicio a la sociedad. Y si los políticos pozueleros tienen miedo a los clanes de la tortilla, más respeto le tienen a un hombre que no tiene nada que perder si le quitan... Hay tan pocos que puedan decir eso... Y menos ahora.


 


Capitán Possuelo

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