Vallado de la Avenida Juan XXIII
"Vaya susto me llevé el otro día, Avispa". Así comenzó la llamada de un confindente –últimamente se han multiplicado, serán las elecciones- que me alertó del lamentable estado en el que se encuentra la valla de la Avenida Juan XXIII a su paso por el túnel de la vía del tren.
Y hasta allí me desplacé. Y lo que me encontré fue peor que el relato de la llamada. La llamada denunciaba que en el transcurso de un minuto un corredor, o runner que se llama ahora, casi se lleva por delante a una madre con su carrito y que una bicicleta estuvo a punto de quedarse enganchada en la valla. "¡No hay espacio! ¿Por qué nadie hace nada?". "Iré a ver" le dije.
Y como digo, fui. La valla tiene graves desperfectos. Está oxidada y rota en muchos tramos. Incluso, como se aprecia en la imagen, han unido dos trozos con un alambre. Otra chapuza a altura de 'Manolo y Benito S.L.'
"Seguro que el Ayuntamiento instala por lo menos una nueva valla, son elecciones y no creo que en la Plaza Mayor estén ahora para jugársela", le he dicho a mi confidente. Espero no quedar mal.
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