Batalla por la información entre la alcaldesa de Pozuelo y una asociación del municipio
Tres años de una desigual batalla entre la alcaldesa de Pozuelo, Susana Pérez Quislant, y la Asociación Cultural Cauro, una entidad vecinal registrada en Pozuelo de Alarcón y en el registro de asociaciones de la Comunidad de Madrid. Desde sus inicios sus componentes montaron un taller de radio, que repercutía directamente en la información del municipio, con boletines informativos, prácticas para estudiantes de periodismo de Pozuelo y sus alrededores, entrevistas y un repaso a todos los géneros radiofónicos.
Y solicitaron un local al Ayuntamiento para realizar sus actividades. El consistorio les otorgó uno, en el año 2006, en la Ciudad Deportiva Valle de las Cañas. Allí montaron un taller de radio, germen de Pozuelo Radio">Pozuelo Radio -primero se llamó Cauro FM-, una emisora que transmite en el 91.9 de la frecuencia modulada. En sus micrófonos han sido entrevistadas multitud de personalidades del mundo de la política, la cultura y el deporte. Y por sus estudios han pasado medio millar de jóvenes universitarios, en su mayoría estudiantes de periodismo o comunicación audiovisual.
Ahora, 12 años después, el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón ha remitido un escrito a la Asociación Cultural Cauro para que abandone las instalaciones municipales que tenía cedidas en régimen de concesión demanial. Parece que los argumentos técnicos o jurídicos no son los que han pesado para tomar tal decisión, sino la búsqueda del control del cuarto poder.
Estos son los hechos, expuestos de un modo cronológico.
Dos años de réplicas y prórrogas
Octubre de 2012. El consistorio, regido en aquel momento por Paloma Adrados, concede una autorización de uso a esta asociación cultural que tiene como fines propios el fomento de la actividad periodística y, a través de ella, la difusión de la información local, la participación ciudadana, el voluntariado, la difusión de la cultura y el patrimonio cultural de la región de Madrid y sus municipios.
Septiembre de 2016. Expira la autorización demanial y el Ayuntamiento envía a la Asociación un escrito en el que le exige el desalojo del local en el plazo de 20 días. A partir de ese momento comenzó un calvario para los miembros de esta asociación cultural del municipio, pues el Ayuntamiento -según afirman desde la asociación- “ha estado dando largas, autorizando breves prórrogas de uso e incluso pidiendo una tasa, cosa que no han realizado con ninguna otra asociación del municipio”, manifiestan.
La asociación presenta entonces dos escritos: uno solicitando una nueva autorización de ocupación demanial, y otro solicitando una prórroga para desalojar el local hasta que el Ayuntamiento resuelva su petición de nueva autorización. El Ayuntamiento concede un mes de prórroga mientras tramita la nueva solicitud de ocupación demanial.
Octubre de 2016. El ayuntamiento sigue sin responder a la asociación si le deja ocupar de nuevo el local. Vuelven a presentar ante el consistorio una nueva solicitud de prórroga, que éste les concede por tres meses.
Febrero de 2017. El ayuntamiento sigue mudo. Cauro presenta un nuevo escrito pidiendo otra prórroga hasta ver si contesta a la petición de nueva autorización demanial. Conceden otros tres meses de prórroga, pero siguen sin dar una respuesta a la autorización. Expira el plazo y los asociados siguen en el local a la espera de que el Ayuntamiento de Pozuelo responda.
Mayo de 2018. Parece que comienza a abrirse camino una posibilidad de nueva autorización demanial. El Ayuntamiento se muestra receptivo y concede otros seis meses de prórroga. Mientras tanto, desde la oficina de Patrimonio se solicita a la Asociación el pago de una tasa para proceder a conceder la autorización demanial que lleva dos años de retraso.
La Asociación Cultural Cauro considera que se está produciendo un trato discriminatorio respecto a las más de 35 asociaciones de toda índole que ocupan un espacio público municipal, y comienza a realizar alegaciones. El Ayuntamiento no ha sido nada concreto en los motivos que aduce para solicitar una tasa, pues un informe técnico realiza un análisis subjetivo que concluye que Cauro tiene utilizad económica. El argumento esgrimido es que en el apartado de aviso legal de su web se afirma que “la Asociación Cultural Cauro es una entidad dedicada a la prestación de servicios de Internet”. La asociación se defiende respondiendo que no parece un argumento de peso, ni jurídico ni económico, y solicita al Ayuntamiento que esgrima los criterios que utiliza para concluir que una asociación tiene ánimo de lucro o utilidad económica.
Es entonces -julio de 2018- cuando el consistorio solicita la presentación de una documentación objetiva que les lleve a juzgar si Cauro tiene un ánimo de lucro. Se presentan los siguientes documentos que solicitan: declaración de 2017 del Impuesto de Sociedades, libro de Registro de facturas emitidas y recibidas del último ejercicio, y la declaración anual de 2017 de operaciones con terceros (modelo 347).
A la espera de la respuesta por parte del Ayuntamiento, y de que analice la documentación solicitada, con fecha 17 de octubre de 2018 la asociación recibe una notificación a través de la cual se le requiere que abandone el local que está utilizando. La fecha de salida y entrega de llaves antes del 25 de noviembre de 2018.
Los políticos no se resisten a intentar controlar la información
Fuentes oficiosas de la asociación han visto en el comportamiento de los responsables municipales una clara animadversión hacia sus miembros y su actividad. El posible motivo, según afirman, es que “la Asociación Cultural Cauro realizaba la cobertura informativa y la redacción de muchas de las noticias publicadas en Diario de Pozuelo, cuya línea editorial es crítica con la gestión de la alcaldesa Susana Pérez Quislant”. O sea, que Cauro funcionaba como agencia de información para Diario de Pozuelo.
Se trataba de una relación peculiar entre la empresa editora de Diario de Pozuelo y Cauro. Mientras aquellos sustentaban una línea editorial con cierta beligerancia hacia el gobierno municipal, éstos escribían muchas de las noticias, sin marca subjetiva, que se publicaban en el diario.
Según concluyen miembros de la directiva de la asociación, era más fácil castigarlos a ellos que a la empresa periodística, aunque también han venido haciéndolo en los últimos tres años. Este periodo ha supuesto un intento muy intenso de control de Diario de Pozuelo por parte del gobierno municipal. En lo referente a la redacción, evitando una solución definitiva para el uso del local de la Asociación Cultura. Y en lo que tiene relación con la línea editorial -la empresa editora- negándole durante años la publicidad institucional, a pesar de ser el medio de comunicación con más lectores del municipio.
Ahora los locales de la asociación echarán el cierre. En veinte días. Pero la radio seguirá emitiendo a través de Internet. Y la información seguirá fluyendo.
Al final los responsables municipales no han conseguido lo que pretendían. Más bien al contrario.
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