Un gobierno municipal indolente que no castiga a los graffiteros en Pozuelo
Periódicamente la misma cantinela. Cada tres años. Este periódico ya lo denunció en 2013 y 2016. Y vamos a peor. Me refiero a los graffiteros que campan a sus anchas en Pozuelo de Alarcón. Claro, que los sufridos receptores de estos horrorosos pinta-y-colorea son los vecinos y comerciantes del Centro y de la Estación. A las urbanizaciones no van estos amigos de redecorar lo ajeno. Y a casa de los concejales tampoco, a pintarles en su puerta, dado que muchos de nuestros ediles no viven en Pozuelo.
Lo cierto es que determinados barrios de nuestro municipio están llenos de pintaditas: las persianas de los comercios, las paredes, las puertas de algunos garajes, las tapas de cuadros de luz, agua y gas...
¿Y qué hace este gobierno municipal para arreglar el tema? La respuesta es nada. Podrían poner en marcha una brigada antigrafiti, podrían endurecer las multas a estos jovenzuelos y obligarles a pagar la limpieza de sus malos actos. Podrían incluso redoblar la vigilancia. En Pozuelo hay mucha policía municipal, pero sólo se visten de paisano en las fiestas para pasar al lado de los niñatos borrachos sin tener que actuar por infringir la ley de consumo de alcohol.
Pero esto no solamente ocurre con estas pintadas, máximo exponente del feísmo. Lo mismo pasa con lo carteles publicitarios en cualquier pared, los anuncios pegados en farolas y mobiliario urbano… Hace años se promulgó un bando que prohibía la publicidad en todo Pozuelo, salvo en las zonas habilitadas. Ahora eso ya da igual.
¿Se convertirán algunas zonas de Pozuelo en un Bronx? ¿Detendrán los graffiteros a los trenes de Cercanías y al Metro Ligero para hacer pintaditas?
Ya puestos, podrían dar nombre a otra rotonda, que en su honor bien podría llamarse "Rotonda de los Graffiteros".
Al tiempo.
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