Esa boquita, alcaldesa…
Al enemigo que huye, puente de plata. Es lo lógico: si me puedes hacer daño, prefiero no enfrentarme y te facilito tu huida. Esto lo entiende todo el mundo… menos nuestra alcaldesa.
Me estoy refiriendo a un sucedido de ayer en el último Pleno municipal de impulso político de la legislatura. El portavoz de Somos Pozuelo, Pablo Gómez Perpinyà, quiso despedirse de sus compañeros de corporación y de sus vecinos, y tenía preparado un sentido discursito. Cortesía parlamentaria. Él ya no será candidato de la formación morada en Pozuelo porque ha decidido embarcarse en las listas de Íñigo Errejón a la Asamblea de Madrid. Más Madrid y menos Pozuelo.
Y resulta que estando Perpinyà en plena intervención de despedida, decía cosas como que han conseguido poner las bases en Pozuelo de una nueva mayoría ciudadana “que más pronto que tarde se hará cargo del futuro de nuestro pueblo” [aquí has patinado, Perpy]. Y quiso agradecer a los trabajadores municipales su profesionalidad y buen trato en estos cuatro años y también a los compañeros de Pleno, “particularmente a los adversarios” el buen trato y el intercambio de ideas… En esas estaba cuando Susana Pérez Quislant le espetó “termine el mitin, señor Perpinyà”, a lo que él se quejó con una sonrisa mientras le contestaba “¿hasta el último día?”.
Pues sí, Pablo, hasta el último día. Y me apena esta falta de humanidad de la alcaldesa. Pero ella es así, muy impulsiva. Estoy seguro de que, si hubiera contado hasta diez, no te hubiera dicho lo del mitin.
Al enemigo que huye, puente de plata, señora alcaldesa. Se queda aquí, representando a Podemos, Unai Sanz, pero él bien sabe que no está a la altura de Perpinyà, por formación y por inteligencia política. No es que Unai no valga, pero Perpinyà es mucho mejor.
Por eso me asombra esta falta de tacto, Susana Pérez Quislant. Deberías estar contenta de que el actual líder de Somos Pozuelo se vaya, y no fastidiarle su último minuto de gloria.
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