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La alcaldesa tiene en su mano prescindir del interventor San Segundo

La alcaldesa tiene en su mano prescindir del interventor San Segundo

Son ya demasiados años poniendo palos en las ruedas. Es mucho tiempo aguantando a una persona que impone criterios arbitrarios en la contratación. Demasiado para concejales y trabajadores municipales.

Porque en esa casa consistorial hay muchos funcionarios -y también políticos- que quieren hacer las cosas bien. Y que su trabajo se ve ralentizado, cuando no machacado, por criterios que en modo alguno responden a una mejora del servicio público. Ni garantizan el buen cumplimiento de la ley.


Retrasos en los pagos, peticiones de nuevos informes, peticiones de peticiones de los informes, cambios de criterio…

Este interventor municipal, más que resolver problemas, crea nuevos. Me acuerdo cuando decidió no pagar una subvención a una asociación cultural a pesar de la decisión municipal. Hasta que una sentencia judicial le obligó a ello.

Ahora tiene retenidos los sueldos de las horas trabajadas en fin de semana a los funcionarios municipales. A pesar de que está pactado en convenio el modo de pagarlas. A él le da igual, como cobra sin problemas, y qué sueldazo…

Hay más. Me cuentan que el Ayuntamiento ha recibido alguna que otra querella por las arbitrariedades de este sujeto. Y que incluso las denuncias empiezan a ir contra él y no contra la institución. Hay quien le pide daños y perjuicios, pero él se escuda en que el Ayuntamiento debe hacerse cargo de eso por responsabilidad subsidiaria. Pero el Consistorio no está por la labor. Veremos qué pasa.

Y eso cuando no hablamos de la cantidad de bajas por enfermedad que se ha cogido este personaje. Enfermedades del cuerpo y del alma. Algunas que proceden de disensiones con sus jefes. ¿Dónde se ha visto que un empleado público, por muy interventor que sea, deje de hablar a sus inmediatos superiores porque se considera agraviado o porque le llevan la contraria?

Paloma Adrados tuvo la oportunidad de quitárselo de enmedio y no se atrevió. Recuérdese cuando le pillaron trabajando simultáneamente para dos ayuntamientos -el de Pozuelo y el de Becerril- sin haber solicitado la preceptiva compatibilidad. Hubiera sido el momento de aplicarle un buen correctivo. Pero Adrados se amilanó.

Y es ahora la alcaldesa -o quien salga de estas próximas elecciones- la que deberá quitarse a este incompetente de en medio. Porque me dicen que en agosto cumple 65 años, la edad de jubilación. Pero él quiere seguir haciendo la cusqui a todo el mundo y le apetece seguir trabajando en el Ayuntamiento de Pozuelo. La verdad, no sé por qué, con la de días que falta por enfermedad…

Está en manos del alcalde o alcaldesa decidir si sigue o se jubila puntualmente. Si alargan esta tortura de interventor, que luego no se quejen de la lentitud de esta administración local…

San Segundo, vete a casa, ha llegado tu hora. Es un clamor popular.

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