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El tren de La Estación: Vagón a vagón, comercio a comercio

El tren de La Estación: Vagón a vagón, comercio a comercio

Durante la pandemia de covid-19, han puesto el acento en el servicio


Siempre me ha encantado la manera en que los habitantes de Pozuelo de Alarcón hablamos de la Estación y de La Estación:


-Me voy a La Estación.
-¿Bajas a Madrid?
-¡Ah, no! No voy a la estación de tren, sino a Pozuelo Estación.

En este baile de minúsculas y mayúsculas, elijo las segundas. No solo por ser un núcleo urbano con nombre propio (casi una denominación de origen). También porque el servicio que están dando durante la pandemia de covid-19 es así: mayúsculo y sobresaliente. Hoy levantan el cierre otros establecimientos, pero hay muchos que nunca lo echaron. Lo descubrí el otro día cuando se me rompieron las gafas.

Aparco frente a Óptica Lumen (¡sí, están abiertos!). Lo primero que veo es un crespón en la Parroquia del Carmen, que me encoge el corazón. Paso a la óptica, me atienden como si fuera la cliente más importante del mundo, me arreglan las gafas y, en cierta medida, mi dolor, gracias a su ejemplo de servicio.

Como si cambiara de vagón, paso a la galería comercial por esa entrada casi secreta que está en la planta de arriba; la frutería de los hermanos Higuera sigue abierta. Y abajo, ¡menuda actividad! No queda rastro del trasiego de clientes habitual; pero dentro de los puestos tienen la vida de siempre, tomando pedidos telefónicos y sirviendo diligentemente. El Mercado del Carmen sigue siendo la locomotora del barrio, venciendo barreras en el camino.

Los cuatro supermercados continúan funcionando. Carrefour Express ha abierto pedidos telefónicos a domicilio para mayores y La Despensa hace otro tanto (por email) para público general: nadie se queda sin billete en este viaje.

El centro comercial La Estación ha tenido que cerrar. Quedan temporalmente en vía muerta sus tiendas y bares con ese aroma ferroviario del Punto de Encuentro. Evoca tiempos pasados en que varios pozueleros trabajaban en Wagons-Lits, pues en nuestras inmediaciones es donde se preparaban con detalle los coches-cama que salían para el Norte.

200506 mercado carmen pozueloHosteleros, ¡id preparando el vagón-restaurante y pensando en vuestras tapas para el concurso! Todos queremos ayudar a que el sector de la restauración vuelva a funcionar a todo tren.

Las farmacias echan humo en estos días, atendiendo también a los voluntarios de Cruz Roja que recogen las medicinas de los mayores. Ya están disponibles las mascarillas a 0,95€ la unidad.

Aunque hay varios sitios para comprar pan, hoy elijo LA panadería, porque además quiero “nuestra” leche fresca de Priégola. Aquí y en el estanco hay cámaras con bebidas fresquitas.

Sigo mi ruta, percibiendo el valor de estos servicios bajo un concepto de “no solo comida” que queda muy patente en Pozuelo Estación.

Miles de escolares y universitarios están estudiando desde casa y hay que imprimir, escribir, dibujar… en el inicio del confinamiento casi todos priorizamos la comida y los artículos de limpieza e higiene, pero el “anda, si no tengo más tóner” de los teletrabajadores y el “mamá, no quedan hojas en la impresora” resuenan más que los pitidos del tren.

Hay dos papelerías abiertas y han ampliado sus servicios en estos días:

-El Broche de Oro se encarga de facilitar los pedidos de la librería Alejandría, durante su obligado cierre.

-Y a Carlin ¡atención! Le puedes enviar tus documentos para imprimir, y te los sirve en casa, encuadernados y todo. También han traído cargadores para el teléfono.

Por cierto, que tampoco hay problema si se te estropea el móvil. El espíritu de servicio de quienes han de cerrar sus tiendas -pero no apagan motores- tiene un gran ejemplo en I Love my Phone, que reparan los dispositivos electrónicos que nos mantienen tan unidos en estos días difíciles (recogiéndolos y entregándolos a domicilio).

Nuestros mayores no viajan en estos días con su tarjeta dorada. Para ellos, contagiarse es un riesgo mortal. A ese andén de seguridad que es su casa llegan todos los cuidados que puedan necesitar gracias a Edades.org. ¡Qué gran labor! Y qué dolorosa paradoja ver reflejado en su cristal la señal de luto en la acera de enfrente. Otra vez se me encoje el corazón.

200506 optica lumen pozuelo estacionPróxima parada: servicios financieros. Mapfre no ha dejado de dar servicio y siguen funcionando los bancos Sabadell, Santander, Bankia y CaixaBank. Pero hay más, los trabajadores inmigrantes encuentran abierto su locutorio; desde allí llaman y envían dinero a sus familias, en estos momentos en que su sufrimiento es doble, por la distancia y por la pandemia.

Y hay más vagones de servicio: Mari Luz sigue “virtualmente” a nuestra disposición gracias al otro vivero de Ventosa de Pisuerga...Y Correos: ahí sigue, en horario de 9:30 a 12:30… y es que no hay huecos en el servicio, en donde puedas tropezar entre coche y andén.

Todos estos elementos transmiten cierta sensación de normalidad en nuestras vidas. Para los clientes, claro. Muchas pequeñas empresas lo están pasando mal. Ricardo de Carlin, por ejemplo, está orgulloso de dar servicio, pero me confiesa su preocupación por que no vende ni una cuarta parte que antes. Como todos, su vista está puesta en el curso siguiente. Ojalá las tiendas y las calles vuelvan a estar llenas de estudiantes armando barullo.

La “bepé”

En las últimas semanas, quien ha de salir de casa lo hace cuando buenamente pueda o la hora que tenga estipulada. Ahí brilla la que llamábamos sencillamente “la gasolinera” cuando Pozuelo no tenía aún los espectaculares servicios de hoy en día. Gracias a mi amiga Adriana que vivía cerca, supe que los vecinos de La Estación han hecho nuestro el nombre de British Petroleum y le llaman la “bepé”.

Pues bien, además de repostar y lavar el coche, puedes comprar productos de alimentación, limpieza… ¡pan! En un horario ininterrumpido de 7 a casi las 11 de la noche.

Y además son un encanto. La cordialidad llama más la atención cuando viene de alguien que se ha pegado un buen madrugón o está trabajando hasta las tantas. Siempre pensaba que era por su juventud, pero en el momento de escribir esto, me pregunto si no será herencia de aquella gasolinera en la que aún no había autoservicio. Han pasado más de treinta años y todavía me acuerdo de cuánto me ayudaron aquella noche en que me dejó tirada la Vespino.

Una particularidad de esta zona de Grupo Escolar, surge cuando alguien nos pregunta dónde está la gasolinera. Ahí a cada uno se nos ven nuestras querencias: frente a la Escuela de Idiomas, al final de la calle del gimnasio Crossfit y de la Renault de la mítica Boni, frente a El Foro... Y, por supuesto, al lado de Las Tabernas. También hay un piso de la Fundación Recal (tengo el honor de ser voluntaria) en donde muchos adictos se suben al tren de la vida.

Los más veteranos todavía mencionan el ya desaparecido matadero y hasta el cuartelillo de la Guardia Civil… aquel Pozuelo del que me enamoré, con la pasión de un noviazgo, y con el que hoy estoy fielmente casada.

GRACIAS
…a la locomotora del Mercado del Carmen -y al resto de vagones que son los comerciantes de La Estación- por mantener en marcha nuestras vidas; por aportar un paisaje de normalidad y evitarnos un mal viaje; porque para vosotros nadie es un pasajero de segunda; por “vuestras cercanías” y tantos veloces trayectos con mercancías para los vecinos; y gracias por hacernos sentir orgullosos de nuestra pequeña estación, que habéis convertido en todo un intercambiador de servicios y bienestar.

Ya podemos salir a ver las flores de otra clase de estación, la primaveral. Ya se escucha el sonido de la esperanza*. 

“Piii, piii… pozueleras, pozueleros… ¡al treeeeen!”.

*Vaya, por cierto, mi agradecimiento a esa catenaria llena de energía que es Mª Esperanza Morón García, Cronista Oficial de la Villa de Pozuelo.

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