Estudiar (mucho) en tiempos de pandemia: pozueleros de premio
De los 25 Premios Extraordinarios de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) 2019-2020 de la Comunidad de Madrid, tres recaen en estudiantes de Pozuelo de Alarcón. Hoy entrevista a dos de ellos un chico de su edad.
Raúl Marín Torralba y Pablo Monfort Millán. Recordemos estos nombres, porque es muy probable que volvamos a saber de ellos en el futuro.
Desde 2013, la Comunidad de Madrid invita a los mejores estudiantes de ESO a examinarse para demostrar sus conocimientos. Para acceder, han de superar una nota media de 8,75 y haber obtenido sobresaliente en Matemáticas, Lengua y Literatura, Geografía e Historia y Primera Lengua Extranjera. Total, nada.
“Invitar a un examen” no parece a priori una llamada demasiado estimulante para los más de 60.000 matriculados en 4º de ESO de toda la Comunidad. Y sin embargo, al terminar el curso, se presentan cientos de chicos y chicas. Este año, con la dificultad añadida de que las pruebas se celebraron después del verano debido a los riesgos asociados a la covid-19.
El pasado 1 de octubre estuvimos allí, en Torrelodones, donde convocaron a los de la zona noroeste de nuestra comunidad. Era noche cerrada cuando salían todos aquellos estudiantes… brillando; comentaban entre ellos los resultados de matemáticas o los autores de la Generación del 98.
Luis León Gil entrevista a Pablo en la puerta de su colegio, y luego a Raúl, por videoconferencia.
Pablo Monfort Millán: “Lo he recibido como un reconocimiento a mis esfuerzos. No puedo negar que me hace sentir orgulloso, pero sobre todo es una motivación para seguir perseverando en el trabajo diario que suponen los estudios”.
Raúl Marín Torralba: “He de reconocer que es un logro… éramos tantos; creo que puede abrirme muchas puertas: en universidades y más adelante, cuando trabaje”.
Lo dicen con sonrojo, otorgando reconocimientos a quienes han influido en su educación: Raúl nos habla del papel clave de sus padres, de cómo le han guiado para ser constante y responsabilizarse de sus deberes. Menciona también al resto de la familia, a los amigos. Al profesorado del Colegio Alarcón por su labor académica y estratégica (que él llama “trucos”), además de que “ayudan a elegir”. De hecho, fue el Secretario Académico quien le animó a participar. Igualmente, Pablo recibió este impulso desde los profesores de su centro educativo de Pozuelo, el Liceo Sorolla.
Volviendo a la familia, este último también sitúa a sus padres en la base de su educación: “Sin duda el primer puesto es para mi familia, en especial mis padres. Ellos me han inculcado el valor que hay en esforzarme y en dar el cien por cien de mí; son la clave para que yo me interese por todo. Siempre, siempre, han estado ahí, enseñándome lo más importante: el respeto a los demás”.
No presumen de sus cualidades, y sin embargo lo que nos llega de su entorno ocuparía más que el propio artículo. Sus tutores dicen:
“Raúl es un alumno excepcional capaz de mantener un ritmo de trabajo y atención envidiables. Además de ser tan buen estudiante es muy buen compañero, siempre dispuesto a ayudar y a colaborar con la clase. La verdad es que tenerlo entre mis alumnos es un orgullo porque es un modelo de esfuerzo, interés, dedicación y educación”.
(Erika Díaz, Colegio Alarcón)
“A Pablo le considero un ‘alumno-profesor’. Su parte de alumno brilla con luz propia, destaca por sus ganas de aprender y su curiosidad. Su parte de profe nos enseña cada día valores en extinción como la humildad, generosidad y respeto por los demás.”.
(Javier Gil, Liceo Sorolla)
Humildad, respeto, bondad: eso es lo que nuestro entrevistador (Luis León estudia 1º de Bachillerato, como ellos) asegura que es lo que desprenden los dos. La gente de talla es así: no necesita alardear ni pisar a nadie para destacar.
La pandemia de COVID-19: la luz en tiempos oscuros
A la pregunta de cómo les afectó en los estudios el confinamiento del pasado marzo, responden de una manera casi idéntica. Llama la atención que semejante trastorno lo vieran más bien como un reto. Su mayor desafío fue el aula sin los compañeros al lado; una sensación de “espacio vacío”, dice Raúl. ¡Justo en lo que coinciden los expertos! (concretamente, se llama “percepción de aislamiento”). Este alumno, segundo de toda la Comunidad de Madrid, no olvida el esfuerzo al otro lado, y cómo la situación ha propiciado una fantástica inmersión digital de los docentes del Colegio Alarcón. Tuvo que acostumbrarse a ver a los demás y que te vean en “un cuadradito”, allí, en su cuarto, con el móvil, con todas las distracciones. Mucha concentración, eso dicen los dos que se requiere.
Pablo, afortunado por la pronta reacción tecnológica del Liceo Sorolla y su apuesta por el aprendizaje basado en proyectos y la educación 4.0, lanza otro concepto completamente en boga en el campo de la teleformación o e-learning: “Cambiar sobre la marcha nuestra manera de aprender”. Ese constante reenfoque educativo en entornos cambiantes fue lanzado por el aclamado experto Felipe Figueroa en 2013, en su “Aprender a aprender como desarrollo potencial de aprendizaje en el marco de la sociedad del conocimiento”. Los mayores especialistas mundiales de la Educación coinciden en este acercamiento constructivista. Bueno, Pablo, tú también estás hecho un gurú. Ojalá en el futuro, desde el trabajo que elijas (sin duda podrá elegir), enseñes a muchos a aprender y progresar.
Y es que todos los estudiantes de hoy son nuestra esperanza, nuestro anhelo de un futuro cada vez mejor. Los dos entrevistados aprecian sobremanera lo que tienen, pero no por ello dejan de aportar su visión de lo que se podría mejorar. De forma respetuosa, aportan ideas de lo que les gustaría a cada uno:
Raúl Marín Torralba: “Disfrutaría de tener más actividades de campo en las asignaturas de Humanidades, un enfoque práctico, muy visual. En vez de estudiar en el libro-libro, propondría VER la Historia, o la Literatura. También algo me dice que sería bueno –al menos para mí- especializarme antes, igual cambiar alguna asignatura de las que tengo por otra de Ciencias”.
Para la mayoría de los adultos, la Filosofía o la Literatura deberían formar parte del precioso bagaje cultural de una persona de formación científica. Pero ahí queda la idea de Raúl.
Pablo Monfort Millán: “Sería fantástico tener una asignatura en que podamos interrelacionar todo el conocimiento adquirido, ponerlo en práctica, aplicarlo en la vida real”.
¡Vaya! Tiene ecos de la filosofía educacional del Aprendizaje Holístico, de autores como Gardner, Perkins, Wiggins y McTighe. Pablo… ¿seguro que no quieres ser un referente mundial en educación?
Hablemos de Pozuelo
Estos chicos son un encanto. Incluso se acuerdan de sus guarderías de Pozuelo: Paides y Kid’s Paradise ¡Qué fortuna haber conocido y participado en los primeros momentos de la educación de dos “pequeñines” con semejante potencial, no?
Les pedimos que apliquen su creatividad hacia nuestro municipio, qué harían ellos. Tras dejar bien claro que están felices de vivir aquí, se lanzan y ¡otra vez coinciden! Quieren espacios para reunirse con sus amigos (en un concepto “algún lugar para estar juntos, que no sea un bar”) que admira a cualquier adulto y nos saca del cliché del joven de botellón y sin mascarilla. Hay futuro. “Me refiero a un sitio donde quedar con gente de nuestra edad, aparte de los que tenemos al aire libre” (Pablo). Raúl se atreve a lanzar ideas concretas: “No sé; una bolera, unos cines… pero que estén cerca”.
Sus propuestas son, una vez más, constructivas. Las mencionan como algo secundario respecto a su satisfacción de vivir en Pozuelo, que recalcan con expresiones como estas:
"Una ciudad abierta, con edificios bajos".
"Parques y espacios (muy) verdes, con un amplio cielo".
“De repente quieres salir, dar un paseo, y tienes muchos sitios donde ir”, dice Pablo con una gran sonrisa. En esta línea, Raúl disfruta aunque solo vaya a la tienda que tiene a 50 metros, porque Pozuelo sería lo opuesto a estar “aprisionado en el cemento”; lo verbaliza como una “acera ancha”.
Pasear. Andar. Ir… verbos que implican avanzar. Sí, sí que vais bien encaminados por una acera ancha donde encontraréis nuevos retos e ignotas oportunidades.
De las calles de Pozuelo a las autopistas planetarias. Mucha suerte, chicos. ¡Y felicidades, claro!
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