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El ratón colorao

 
Me llama poderosamente la atención que en Pozuelo de Alarcón haya 6 Tenientes de Alcalde, 6. Supongo que tan elevado número fue consecuencia, en su día, de una decisión previsora contra la Gripe A. Con 6 Tenientes de Alcalde, 6, en este pueblo nunca se producirá un vacío de poder por fuerte que sea la epidemia. Porque, siendo seis, es difícil que no quede alguno de ellos en pie para hacerse cargo de la cosa pública.



Mariano Pérez-Hickman es el primer teniente de alcalde. Según consta el organigrama oficial se encarga de coordinar la tira cosas. Y, además, es Concejal de Urbanismo.

Pero, realmente, ¿a qué se dedica este buen hombre al que podríamos denominar Cascorro por la cantidad de tiros que tiene pegados en la política pozuelera y nacional? Nadie lo sabe, a ciencia cierta, en el Ayuntamiento, pero también es verdad que el Consistorio no sería el mismo sin él.

Según el organigrama se encarga del Área de Gobierno y Gestión de Urbanismo, Vivienda, Obras, Servicios, Medio Ambiente, Movilidad y Transportes, pero, según los pasillos y las máquinas del café, lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Y eso le hace imprescindible.

Para este hombre todo el mundo es bueno. Su carácter conciliador le avala y su capacidad para llevarse bien con todo el mundo le precede. Dicen en el entorno de la Plaza Mayor que este Mariano no tiene enemigos conocidos. Es más, dicen que nunca nadie le nominaría en la Isla de los Famosos de Tele5 porque perdería el tiempo, ya que él es un superviviente nato.

Lleva en Pozuelo desde la época de Martín-Crespo, con varias idas y venidas, típicas de viejo político que domina su tiempo y sabe cuándo se tiene que ir y cuándo tiene que regresar. De hecho fue diputado en el Congreso en el año 2000.

Me dicen las perversas lenguas de doble filo que tiene muy buenos contactos en la calle Génova, aunque ninguna de ellas supo decirme si ello se debe a llamarse Mariano o a que sabe nadar y guardar la ropa mejor que nadie.

También me aseguran esas retorcidas lenguas de vecindonas que a ese nadar y guardar se debe que, contra todo pronóstico, apareciese como primer Teniente de Alcalde de Gonzalo Aguado en la última crisis. Nadie ha sabido nunca cómo se produjo el prodigio.

¿Estaba este Mariano en el sitio justo en el momento adecuado cuando el otro Mariano, sin saber qué hacer como casi siempre, le señaló con el dedo?

Todo indica que no. Todo parece que el ascenso se debió a que aquel Mariano buscó en este Mariano a alguien de carácter huevón para afrontar el momento tan complicado por el que atravesaba el PP de Posuelo en aquellos días.

Y, a ciencia cierta, aquel Mariano lo consiguió. Porque este Mariano es de esos políticos que saben más que los ratones coloraos.

Lo difícil será ahora bajarlo de esa segunda planta imaginaria del Ayuntamiento, aunque habita en la primera.

Sólo se ahogaría un poco si le apretaran el paso. Porque, para este hombre, las prisas sólo son buenas para los ladrones y para los malos toreros.


Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.


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