Alma de Caracol
Por eso me interesó conocer a María Jesús Castillo, la Concejala de Educación. Quería saber cómo era la mujer que se movía cerca de tanto colegio y de tanto niño. Porque no debe ser fácil dirigir esta Concejalía si se entiende la educación como el gran motor de un país. Y quería saber cómo era porque, saber quién era, ya lo sabía desde hacía tiempo. Desde que el PSOE de Pozuelo me lo dijo. Menudo numerito le montó una de las liberadas de miss Izquierdo cuando lo del Colegio Monte Tabor. Parecía que a la tal Isabel López le iba la vida en ello. Su demagogia rozó el ridículo.
Empezaré diciendo que María Jesús Castillo es profesora lo que, según me dicen en los bares cercanos al Ayuntamiento, es algo que le ayuda bastante en su tarea política. Pero en los pasillos del Consistorio, en cambio, me aseguran que María Jesús no es política y que eso hace que se conozca poco su tarea en Educación. Es más, me atestiguan que eso está siendo muy malo para ella. Porque, para un político, lo importante no es lo que hace sino lo que dice que hace. Y ella dice poco. Es más, me han contado en una gasolinera-panadería que apenas se relaciona con la clase política pozuelera. Y también que, en general, es poco sociable. Me dicen que, como mucho, a lo que se limita relación con su entorno es a hacer alguna que otra comparación de su labor con la de otras concejalas y pare usted de contar. Supongo que más como condición femenina que como otra cosa.
Si a esto unimos el carácter fuerte de vieja maestra de escuela que tiene, pese a su carita redonda de alumna aplicada, la cosa puede ser no sólo mala sino muy perjudicial para ella y su carrera política. Aunque, a decir verdad, esa actitud es muy beneficiosa para los ciudadanos de este pueblo a los que nos gusta más gestión y menos sonrisa. A los que preferimos el trabajo a la samba o los hechos a las palabras huecas.
También me han contado en un supermercado de La Estación que no se sabe si esta forma de ser y actuar de la señora Castillo era suya natural o se le sobrevino después del acoso y derribo a la que la sometió el PSOE con lo del Colegio Monte Tabor. Al parecer, aquello fue muy duro para ella. Los socialistas elevaron a la categoría nacional algo que no era más que una anécdota local y ella, para sobrevivir, tuvo que atrincherarse dentro de una concha-escudo para aguantar el chaparrón. Cualquiera sabe. Pero es muy posible. Y es que, en cierto modo, María Jesús tiene Alma de Caracol como aquel personaje de Petru Ghita, en su precioso cuento del mismo nombre: “Andaba dejando atrás profundas huellas sobre la arena. De pronto volvió la cabeza y se dio cuenta de que las olas no querían dejar testigo de su paso sobre ella. Pero, claro, si las olas estaban tan locas que eran capaces de tirarse, a sabiendas de que se iban a estrellar y romper en miles de pedazos, contra titánicas rocas, ¿cómo iban a dejar en paz sus insignificantes huellas?”
Curiosamente, ahora el colegio Monte Tabor es el más demandado de Pozuelo.
Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica.
Escribir un comentario