El Torreón sucumbió a los encantos de El Lago de los Cisnes
El Auditorio El Torreón acogió durante este último fin de semana del Festival Pozuelo ESCENICA la puesta en escena del Ballet Clásico del Volga de El Lago de los Cisnes, uno de las grandes ballets clásicos por excelencia, con una gran aceptación por parte del público, quienes a lo largo de la obra colmaron de aplausos a sus protagonistas.Todos aquellos amantes del arte que se acercaron la pasado noche del viernes al Auditorio El Torreón pudieron apreciar una representación del clásico de Tchaikovski muy cuidada y fiel a la original. Se puede apreciar el duro trabajo del cuerpo de bale en la perfección de líneas y movimientos.
Sublime es poco para describir a sus protagonistas, Nadezhda Ivanova en el papel de Odette y Odile, y Andrey Shalin, en el papel del Príncipe Sigfrido. Otros que también gustaron mucho fueron Vladimir Golubev (Maestro de Ceremonias) y Alexey Zaisev (Bufón).
Hay que mencionar también otros pequeños detalles, pero no por ello menos importantes, de la representación de la otra noche. Primeramente hay que hablar de lo sencillo, pero elegante a su vez de los decorados. Tampoco hay que olvidar el gran vestuario ni los tenues juegos de luces.
Pero como en todo, siempre hay algún fallo, y en este caso es el de siempre, la calidad audiovisual. No sólo por lo difuso de las imágenes, sino también porque no se sabia muy bien si lo que querían enfocar era la representación, o la mosca que por ahí pasaba. Hubo también de vez en cuando algún problema de coordinación entre los bailarines, pero nada importante.
Esta obra de cuatro cuadros, fue dividida en 3 actos. El total de la duración de la misma fue de unas dos horas y media. Aunque no hubo tanto público como en otros espectáculos del festival, se completaron los asientos de la primera y parte de la segunda cavea del anfiteatro.
Para aquellos que no pudieron acercarse la otra noche al festival, tienen otra oportunidad de ver esta maravillosa obra de amor del 15 al 22 de julio en el Teatro Nuevo Apolo.
Sublime es poco para describir a sus protagonistas, Nadezhda Ivanova en el papel de Odette y Odile, y Andrey Shalin, en el papel del Príncipe Sigfrido. Otros que también gustaron mucho fueron Vladimir Golubev (Maestro de Ceremonias) y Alexey Zaisev (Bufón).
Hay que mencionar también otros pequeños detalles, pero no por ello menos importantes, de la representación de la otra noche. Primeramente hay que hablar de lo sencillo, pero elegante a su vez de los decorados. Tampoco hay que olvidar el gran vestuario ni los tenues juegos de luces.
Pero como en todo, siempre hay algún fallo, y en este caso es el de siempre, la calidad audiovisual. No sólo por lo difuso de las imágenes, sino también porque no se sabia muy bien si lo que querían enfocar era la representación, o la mosca que por ahí pasaba. Hubo también de vez en cuando algún problema de coordinación entre los bailarines, pero nada importante.
Esta obra de cuatro cuadros, fue dividida en 3 actos. El total de la duración de la misma fue de unas dos horas y media. Aunque no hubo tanto público como en otros espectáculos del festival, se completaron los asientos de la primera y parte de la segunda cavea del anfiteatro.
Para aquellos que no pudieron acercarse la otra noche al festival, tienen otra oportunidad de ver esta maravillosa obra de amor del 15 al 22 de julio en el Teatro Nuevo Apolo.
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