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La música y el color embelesan a los más pequeños

La música y el color embelesan a los más pequeños

El domingo muchos habitantes de Pozuelo de Alarcón se levantaron con una hora en la mente: a las seis de la tarde un español, Fernando Alonso, se jugaba el campeonato del mundo de automovilismo. Sin embargo, los más pequeños pensaban en otro momento. Para ellos la cita era a las 17.00 horas en el MIRA Teatro. No les esperaba un piloto de Fórmula 1, sino la compañía ‘Fantasía en Negro Teatro’, con su obra ‘No eres una lagartija’.

Marcos Femenía, a sus cinco años, se encontraba entre los espectadores que permitieron colgar el cartel de ‘No hay entradas’ en las taquillas del teatro. En las horas previas se mostraba reacio a acudir al espectáculo de marionetas. Su inestimable cita con el televisor tras la comida no merecía ser interrumpida por nada ni nadie. 

Pero una vez llegado al Mira Teatro todo cambió. Los cientos de niños que correteaban por los alrededores llenaban de vitalidad el lugar. Una situación que en ningún caso cambió en los prolegómenos de la obra, en los que los niños se mostraban ansiosos porque el espectáculo comenzara. 

Con diez minutos de retraso, «como se van sentando, la música y todo eso», justificaba Marcos, el escenario quedó sumido en la más absoluta oscuridad y la música comenzó a sonar con fuerza. Las cabezas de los niños dejaron de otear a su alrededor y sus ojos se clavaron en el escenario. Su ensimismamiento no les impedía acompañar el ritmo de la música con sonoras palmadas y gritar sin descanso. 


Un espectáculo muy visual
El telón subió de repente y allí apareció la recreación de un colorido bosque. El  amarillo, el naranja, el morado, el rosa o el azul invadían el escenario. Al momento, el color rojo irrumpió en el escenario en el cuerpo de una de las lagartijas, lo que impulsó a Marcos a abandonar su reposada postura en su butaca. 

Cada uno de los animales y plantas que aparecían en escena se presentaban mediante una rima. Así lo hicieron el caracol, la mariposa o la araña.  De repente, el lento molusco desapareció de la escena y se oyó una voz infantil que pregunta angustiada «¿Dónde ha ido el caracol?». No olviden que esto es un espectáculo infantil. Aquí el silencio y la tranquilidad se transforman en gritos y excitación. 

Un animal recién nacido, similar a una lagartija de ojos rojos, que nació detrás de una roca, no conseguía describirse al desconocer la especie a la que pertenecía. El resto de animales no tenían ninguna duda: se trataba de un ser monstruoso, y como tal, había de generar miedo y destrucción. Y de esa manera se comportó la lagartija de ojos rojos. Hasta que un día, conoció a una niña de rubias trenzas, que le inculcó la necesidad de comportarse correctamente y la satisfacción personal que ello conlleva. 


Espectáculo didáctico
Las buenas acciones realizadas por el animal le permitieron volver a su más tierna juventud para iniciar una nueva vida, esta vez llena de alegrías. 

El final de la obra dio paso a una sonora ovación. El público infantil agradeció a los actores manipulares su labor, e incluso, algunas lágrimas se derramaron entre los pequeños. 

En la tarde del domingo, ese espíritu infantil que imperaba en el Mira Teatro invadió incluso a los padres. Una vez finalizada la obra, una madre no se resistió a exclamar en voz alta «¡Qué bonito!». 

Tal vez, algún día Marcos entienda que, gracias a los pareados de unas marionetas, aprendió que su identidad depende de quien le rodea.


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