Políticos menores
¿Qué conocimientos y experiencia profesional avalan a Aído para decidir qué tiene base científica y qué no? Ninguno. Pero no importa. Es lo que sucede cuando se pasa, sin solución de continuidad, de ser directora de la Agencia andaluza para el desarrollo del Flamenco a ser ministra del Gobierno de la Nación. Es imposible que no se produzcan irreparables daños colaterales. Unos investigadores de EE.UU. han revelado estos días que la máxima inteligencia se alcanza a los 22 años y que la capacidad de acumular saberes llega a los 60 o más, pero que alrededor de los 27 comienza un lento declive. ¿Lento? Seguro que no estaban pensando en Aído.
Si les está dando la impresión de que estoy defendiendo a los políticos de Pozuelo se equivocan. Aquí, como en todas partes, hay gente valiosa que llegará lejos. Pocos. Y hay otros –muchos– que ya han llegado a donde tenían que llegar. Miento. Algunos ya han llegado mucho más lejos de donde jamás tendrían que haber llegado. De los primeros, no doy nombres, de momento, para no perjudicarles a ellos. Y de los segundos, no los doy, para no perjudicarme a mi. Pero todo se andará, porque soy de natural imprudente. Es el gran problema de la vida pública. Ganan los mediocres. Perdemos todos.
Este diario no asume como propias las opiniones difundidas a través de las colaboraciones y cartas al director que publica
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