Luz y taquígrafos | Editorial
Por exigencias del guión, Diario de Pozuelo se había tomado un tiempo para sopesar su línea editorial. Algunas informaciones y artículos de opinión publicados últimamente parece que molestaban. Nuestro periódico había nacido como una herramienta para facilitar las prácticas a estudiantes de periodismo de Pozuelo y sus alrededores. Pero las instituciones maduran, evolucionan. Quizá por un exceso de aplausos nos hemos querido convertir en el medio de referencia para los vecinos de nuestro municipio. Quizá nos hemos tomado muy a pecho lo de la objetividad periodística. Y ahí es donde han comenzado los problemas.
Nos habíamos planteado una línea editorial que acabase con los políticos mediocres y caciques. Ello no ha gustado mucho a los que así se comportan, porque no estaban acostumbrados a convivir con una prensa que ejerciera como tal, y fuera contrapoder de sus desmanes. Y eso se paga, o al menos eso intentan algunos.
¿Nuestro punto débil? La precariedad de medios, lo que nos llevó a solicitar la firma de un convenio con el Ayuntamiento de Pozuelo para que nos cediera un local municipal, como a otras muchas asociaciones. También recibimos publicidad de instituciones públicas y privadas, entre las que está el Ayuntamiento. Pero sobrevivimos a duras penas.
No es fácil matar a un periódico digital, porque aunque sólo sea por orgullo, cualquier garaje sirve para continuar con nuestra labor. No es lo ideal, pero es un escenario posible. Nos hemos tomado en serio la idea romántica de la libertad de expresión y el cuarto poder.
Parece que nuestra labor, de la que merecidamente puede decirse que cumple un fin social, no gusta ni al PP ni al PSOE. Mejor dicho, no gusta a algunos concejales del PP ni a algunos concejales del PSOE. Porque también hay gente buena en este ayuntamiento, en ambos bandos, pero esos no intrigan. Trabajan.
Al concejal Ignacio Costa no le han gustado nada algunos textos sobre él que han salido desde nuestras páginas. No es de extrañar. Pero la pregunta que hay que hacerse no es si molestan, sino si es verdad lo que dicen esas informaciones. ¿O es que el fin social deja de serlo cuando no sirve a sus fines particulares?
El concejal de Deportes lleva meses elaborando un dossier con el que «demostrar» lo dañino y perjudicial que es Diario de Pozuelo. Pensamos que se debería de preocupar más por los dossieres sobre su persona que circulan por el ayuntamiento. Esos sí que son jugosos.
Pongamos luz y taquígrafos a los acontecimientos (ver). Costa tiene una rabieta cósmica por el trato que recibe en las páginas de este diario. Costa dice a diestro y siniestro que va a echar a la Asociación del local que tiene cedido en el Valle de las Cañas. Costa dice al alcalde que es peligroso que el PSOE indague en el convenio entre el Ayuntamiento y Cauromedia. Costa se reúne de tapadillo con el PSOE para hablar de no se sabe qué. El PSOE solicita al órgano de gobierno del Ayuntamiento que se le entregue una copia del convenio.
A raíz de todo esto se suscitan algunas preguntas: ¿Conocía el alcalde o el portavoz Rivas que Ignacio Costa se iba a reunir con la oposición en su despacho? ¿De qué hablaron? ¿Que ha prometido como moneda de cambio al PSOE si busca pegas al convenio?
¿Ponemos luz y taquígrafos, señor Costa? ¿De qué hablamos? ¿de bares en instalaciones municipales? ¿de comidas veraniegas en esos bares? ¿de viajes de algunos clubes deportivos? ¿de qué criterios sigue para repartir las subvenciones? ¿de comidas con empresarios de césped artificial? ¿de seguros médicos deportivos? ¿de su entrenador personal en Body Factory? ¿de utilización de personas y recursos de la concejalía? ¿del trato exquisito que recibe de usted el personal de Deportes? ¿de firmas de pliegos técnicos? ¿Por dónde empezamos?
También podríamos hablar de las técnicas que siempre ha utilizado para renovar legislatura: que los clubes deportivos -a los que tan bien trata- cuenten sus bondades al alcalde, organizar una macro-gala del deporte solamente los años anteriores a las elecciones, o alquilar un apartamento en verano cerca del candidato para granjearse su amistad. Pero todo eso ya no le va a salvar.
¿Cuántos directivos había en su concejalía al comenzar la legisltura? ¿cuántos se le han ido? ¿cuánto aguantarán los pocos fieles que le quedan?
Ha tratado tan mal a su gente en todos estos últimos años, que se ha creado muchos, muchos enemigos, deseosos de sincerarse con quien haga falta. Pero no se equivoque. El enemigo no es la prensa: el enemigo es usted.
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