La gaycraia se hunde
Se pregunta Rajoy por qué motivo Zapatero acepta, por exigencia de Ángela Merkel, las propuestas que él mismo había hecho hace meses sin haber recibido el más mínimo caso. Creo que es fácil de entender. El régimen de gaycracia establecido de facto, sin base constitucional, se está hundiendo y arrastrando a España con él. Ha estrujado tanto a las empresas y trabajadores españoles que los ha dejado extenuados y no dan más de sí en su capacidad contributiva para sostener al sistema depredador y agresivo; la España que Rajoy puede representar no tiene resortes para hacer frente al mecanismo extorsionador de la mafia sindical y al potencial manipulador, subversivo y terrorista de la izquierda y sólo puede defenderse con su extrema debilidad, haciendo que el aparato que les fagocita y somete sea frenado por otros.
Evidentemente, la nación a la que representa Ángela Merkel no parece que esté dispuesta, y sería incomprensible que lo hiciera, a que se haga lo mismo con sus inversiones y con los préstamos de sus bancos a esta caterva de caciques que se llaman autonomías; tampoco parece que vaya a poner en peligro su próspera economía para mantener una nomenclatura que se conserva y reproduce comprando votos improductivos e inútiles de individuos que únicamente disfrutan alucinando con el pleno empleo con tal de no trabajar. Ya es lamentable que se identifique a España con esa masa informe e indiferenciada de gorrones que produce la fosilizada y virulenta ideología socialista.
Es obvio que Alemania tiene una capacidad de presión sobre ese entramado chantajista y parasitario de la izquierda que no tiene España, por eso no somos capaces de quitarnos de encima el lastre del socialismo que no sólo amenaza nuestra libertad, también nuestro patrimonio, nuestro trabajo y nuestras vidas, que hipoteca nuestro futuro y falsifica nuestro pasado. Para afrontarlo deberíamos aprender, deberíamos abandonar la docilidad ante la verborrea igualitaria del socialismo y poner a salvo nuestros intereses, nuestro pensamiento y nuestra dignidad y hacer frente al mecanismo extorsionador de la gaycracia cutre. Indudablemente es preferible compartir el futuro con Alemania que con este socialismo casposo, narcótico y depredador que nos insulta y amenaza continuamente; quizá el primer paso sería hacer saber a Alemania que esa España oprimida no está personificada por Zapatero ni demás secuaces representantes del improductivo poder del Leviatán de la droga y que pretende una colaboración recíproca, no ser unos oportunistas subvencionados.
Juan Antonio Martínez * Este diario no asume como propias las opiniones de sus colaboradores
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