Epitafio a África Sánchez
Pensábamos que la concejal saliente de Cultura, de una patada en el trasero, África Sánchez Marín, se encontraba estos días afanada haciendo la maleta, buscando qué político y qué población querría contar con su presencia, no con su trabajo, en los próximos cuatro años.
Nos consta que lo ha intentando en varias localidades, que ha utilizado todas las influencias de que ha sido capaz para colocarse ya no como concejal, ni siquiera como asesora, sino de lo que fuere. El caso es seguir chupando de la mamandurria lo más posible.
Nosotros nos conformábamos con que no siguiera ejerciendo esa pésima gestión al frente de Cultura en el Ayuntamiento de Pozuelo. No pensábamos dedicarle ni una línea más en estas páginas.
Estaba olvidada, porque los malos recuerdos hay que superarlos cuanto antes. Parafraseando al bueno de Humphrey Bogart en Casablanca, si tuviéramos tiempo de pensar en ella... posiblemente le despreciaríamos.
Pero Afri quiere estar todavía en el candelero, y busca singularizarse probablemente con la intención de que hablen de ella, aunque sea mal. Quizá así algún político de su mediocre talla pueda todavía repescarle y contratarle como directora de cuentas de algún patronato. Porque, eso no vamos a negarlo, las cuentas le salen redondas.
María África, esperamos que esta sea la última vez que nos dirijamos a ti:
Pozuelo, a pesar de ser gran ciudad, sigue siendo en muchos casos como una aldea. Y si lo que deseas es que nadie se entere de algo, lo mejor es que ni lo pienses. Sí, querida África, esto también es aplicable a tu marido, sí, ese militar retirado conocido entre otros muchos méritos por ser uno de los firmantes del manifiesto de los 100, vinculado al golpe de Estado del 23-F. Al menos eso es lo que nos cuenta Google.
Y es que lo que tú quieres es irte haciendo daño. No te bastó con denunciarnos por criticarte. Todavía brujuleas a ver desde qué flanco puedes atacar a Diario de Pozuelo. Y en las últimas semanas lo has seguido intentando por activa y por pasiva. Si por ti fuera, nos quitarían hasta la publicidad. Ya te queda menos tiempo y, como ves, tus ataques no han surtido efecto.
Te vas a ir de rositas, cuando sabes que el hombre -y el medio de comunicación- es más valioso por lo que calla que por lo que dice. La verdad la conocemos. Demostrarla puede ser cuestión de tiempo, y no mucho. Todavía nadie se explica la prisa que te había entrado para adjudicar el servicio de impartición de Talleres y Cursos en el Espacio Cultural Volturno por un valor de 1.292.760 euros más IVA. Podrías dejarlo para el siguiente concejal. Pero tú, claro, no querías dejar trabajo atrasado. Y te habías propuesto solucionarlo en tiempo récord. Pero, qué lástima, porque en el último momento, quizá por intervención directa de quien quiere mirar los contratos con lupa, te lo han parado: “habiéndose detectado la necesidad de introducir aclaraciones y/o rectificaciones en el pliego de prescripciones técnicas”. No vas a poder dejar tu trabajo bien terminado. En este caso, nos alegra sobremanera.
De todos modos, aunque ningún político te quiera como colaboradora, en la calle no te vas a quedar. Podrás trabajar en alguna de las seis empresas de las que es administrador tu marido Antonio de la Peña Caballero. Quizá por ello acaba de ser nombrado apoderado, hace exactamente 15 días, de una empresa de venta de embarcaciones y artículos náuticos. Alégrate, porque vas a poder dedicarte a vender barcos en Jávea, acariciada por la brisa del mar recibiendo ese moreno tono ocre que tanto ansías. ¿Todavía conservas las famosas fotos en bikini del Facebook?
Tu marido echará de menos que no sigas en el Ayuntamiento de Pozuelo. Ya no podrá aparcar su flamante coche en la zona reservada para autoridades. Ya no podrá sentarse en los toros de las fiestas con los proveedores del Patronato de Cultura como si fuera el anfitrión.
Y nadie echará de menos tu presencia o tu trabajo: Hasta siempre, África, pero lejos de Pozuelo.
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