Condenada a 15 años de prisión la mujer que mató a su bebé con unas tijeras en Pozuelo
La mujer acusada de matar a su bebé recién nacido en Pozuelo ha aceptado una condena de 15 años de prisión por asesinato tras alcanzar su defensa un acuerdo con la fiscal después de que ésta reconociera que le clavó varias veces unas tijeras en el cuello en la vivienda en la que trabajaba de interna.
Un Jurado Popular ha comenzado a enjuiciar a la mujer mexicana que responde al nombre de Rosario Edith A.G. por un delito de asesinato con la agravante de parentesco y la atenuante de trastorno mental, por lo que la representante del Ministerio Público solicita en su escrito de acusación una pena de 17 años y seis meses de prisión.
Sin embargo, la pena de la petición fiscal quedará reducida en la fase de conclusiones a la mínima por asesinato, a 15 años, tras alcanzar la defensa de la acusada un acuerdo de conformidad con las partes. Pese a ello, el juicio se celebrará a lo largo de la próxima semana, ya que la pena que se solicita es superior a los seis años de cárcel y ello implica la celebración de la vista oral.
En su declaración, la mujer ha dicho al tribunal que el parto fue "inesperado", ya que desconocía que estuviera embarazada porque tuvo meses atrás la menstruación. "Cogí unas tijeras e intente cortarle", ha relatado la procesada y ha reconocido acto seguido que se las clavó varias veces.
Luego, introdujo el cadáver en una bolsa y lo escondió en un cajón de un armario de la casa. Tras ello, acudió al médico, donde contó lo que había sucedido. Tras confesar, la mujer fue detenida y ahora se encuentra en prisión preventiva.
Según el fiscal, la procesada dio a luz el 11 de junio de 2010 a un niño vivo en el domicilio donde trabajaba como interna, situado en la localidad de Pozuelo de Alarcón.
Con el propósito de causar la muerte a su bebé, Rosario Edith le clavó unas tijeras en el cuello. Uno de los cortes, localizado en la zona submandibular, fue muy profundo y le provocó el fallecimiento.
En el momento de los hechos la acusada sufría un trastorno de estrés agudo, si bien su capacidad cognitiva no estaba afectada, por lo que comprendía la ilicitud del hecho que llevaba a cabo
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