Nos merecemos este Madrid
Ante el asombro y la sorpresa de propios y extraños –y alguna que otra mirada de desaprobación, sobre todo, por parte del nacionalismo más cerril que anida en mi tierra-, suelo afirmar que no hay ciudad más vasca que Madrid. Guste o no, es la realidad. Y tengo razones más que sobradas para poder argumentarlo.
Prueba de mi razón es el elevadísimo número de vascos que han hecho de Madrid su hogar. Cada uno ha tenido sus razones: mejores oportunidades de desarrollo profesional o personal, un clima menos lluvioso y, debe decirse, un entorno social tranquilo y respetuoso, en el que no aplaudir cualquiera de las delirantes iniciativas políticas promovidas por los caciques regionales de turno no conlleve tener que mirar a ambos lados de la calle para salir de tu portal sin la visita del encapuchado de turno. Cuando converso con mis buenos amigos castizos, siempre acompañados de una cerveza y una buena tapa, les recuerdo que, ante todo, deben seguir haciendo de Madrid esa reserva espiritual bien entendida en la que todo es posible con libertad y respeto. Y es que poca gente conozco más acogedora y tolerante que un madrileño. O madrileña, no se nos enfade –Dios me libre- Leire, Bibiana o cualquier de sus sucesoras.
Por eso, cuando paseo por las calles de mi Villa y Corte –sí, también lo siento mío, como suyo es, amigo madrileño, mi Bilbao o mi Vitoria- me preocupan ver las actitudes de algunos –sí, los menos- que intentan hacer de una urbe acogedora, cosmopolita, moderna y liberal un lugar de tensión, enfrentamiento y bronca continua. Efectivamente, los locos y los populistas encuentran en las crisis una buena agua estancada en la que reproducirse, pero los madrileños deben saber estar por encima de estos bichos. No me cabe la menor duda de que la economía madrileña –debilitada como todas pero mejor que unas cuantas- sigue ocupando los primeros lugares a nivel nacional en desarrollo, empleo y prosperidad gracias al carácter abierto, dinámico y global de sus gentes. La salida a la crisis vendrá reforzando esto. Madrid y sus habitantes no se merecen otra cosa y, nosotros, los de provincias, nos merecemos este Madrid.
J. M. Aizpurua
*Este diario no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores ni de las de las cartas al director.
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