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Aguirre y la regeneración de valores

 

En una España de volatilidad política extrema y en la que la pasividad es la única referencia, vuelve a surgir como un ciclón la figura política de Esperanza Aguirre.
En una España en la que no hay día en que no aparezca un escándalo de corrupción y apunto ahora a Bárcenas, aquel que fuera tesorero del PP, pero al que hay que añadir, desde hace unos meses, la trama de las ITV del Clan Pujol, los ERE's de la Junta de Andalucía, el caso Campeón, el caso Pallerols, el caso Liceo, el Gürtel o el caso Noos, la figura de Aguirre vuelve a estar en boca de todos como la única esperanza de la derecha española.

Ya sé que es pronto. Que las cosas, en política, tienen su tiempo de maduración y que todo tiene su momento, pero la derecha social española necesita recomponerse en valores y esta mujer puede restaurarlos.


Y más, después del gran gesto que ha tenido de dejar la primera línea de la política para trabajar en la empresa privada y que tanto ha escandalizado a la progresía española. Porque, en España, está bien visto que un juez como Garzón se pueda ir de la judicatura a la política y volver a la judicatura sin solución de continuidad y nadie se escandaliza.

Aquí, que otro juez como José Antonio Alonso se pueda ir de la judicatura a la política y volver a la judicatura sin solución de continuidad no es reseñable.
Pero como a una política de nombre Esperanza Aguirre se le ocurra dejar la política e irse a trabajar a una empresa privada, es un escándalo. Así es esto y así nos va. Pero algo tendrá la figura política de Aguirre para que concite tanta animadversión en esa progresía caduca que aún se cree con el derecho de conceder el carnet de demócrata.

El caso es que, a la España real, a la sensata, lo que ha decidido hacer Esperanza Aguirre le ha parecido que es un ejemplo regenerador.

¿Qué problema hay en que un político empiece a trabajar en la empresa privada? El 80% de nuestros políticos no sabe lo que es pagar una nómina o recibirla porque en su vida han tenido que hacerlo ya que siempre han vivido del dinero público. Y bueno es que lo prueben y sepan que no es nada fácil hacerlo.

¿Qué de malo hay en compatibilizar el trabajo en una empresa privada con la Presidencia de un Partido Político? ¿Hay alguna norma que lo impida? ¿En qué quedamos? ¿No estamos hartos de políticos profesionales? ¿No estamos hartos de pedir que la profesión de político tendría que ser temporal?

No es delito trabajar por cuenta ajena en el sector privado ni la señora Aguirre ha violado ningún régimen de incompatibilidades de los presidentes autonómicos. Lo han hecho muchos. Incluso, presidentes del Gobierno de España. El problema surge, insisto, cuando la persona que lo hace se llama Esperanza Aguirre. Pero lo que España necesita es alguien capaz de regenerar valores y lo puede encontrar en ella.

Y entre esos valores está la lucha sin cuartel contra la corrupción política.


 

Antonio L. Rodríguez

*Este diario no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores ni de las de las cartas al director

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