Fríos despachos, muy fríos
Un banquero de éxito, muy mediático, dijo poéticamente en cierta ocasión que en la cumbre se pasa mucho frío... Lo dijo, cruel paradoja, antes de ser virulentamente despeñado por feroces y turbias tempestades político-financieras... Se refería, lógicamente, al frío en los despachos del poder; y de un modo metafórico.
No hablaba, en fin, de ese frío, poco simbólico, que están soportando en los despachos del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Un frío real que, según dicen, congela hasta las ideas y no hay así manera de emprender gestión alguna ni atender con entusiasmo las tareas de cada día, de lo helado que está el ánimo.
De manera que, ya saben, si pasan por delante y los ven aovillados sobre sí mismos no es por un súbito exceso de amor propio. Y tampoco crean que al frotarse las manos delatan ningún afán avaro o algo así. En absoluto: intentan únicamente entrar en calor.
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