Ricardo Spuch: "Pozuelo es un municipio con una gran tradición religiosa"
Entrevistamos al nuevo párroco de Nuestra Señora del Carmen, el padre Ricardo Spuch, que nos cuenta su experiencia en Pozuelo.
Entrevistamos al nuevo párroco de Nuestra Señora del Carmen, el padre Ricardo Spuch, que nos cuenta su experiencia en Pozuelo.
¿Cuáles son sus primeras impresiones al llegar a una parroquia nueva?
Uno se tiene que ir haciendo, tiene que ir conociendo a la gente y tiene que ir conociendo también la historia. Una parroquia es algo vivo, es algo que no se termina de hacer, se está haciendo continuamente y eso es lo bonito también de una parroquia, con lo cual, encantando de estar en Pozuelo.
No ha venido de muy lejos, pero con respecto a la idea que traía a Pozuelo de cómo iban a ser los feligreses, ¿ha cambiado mucho la idea que traía? ¿Qué le ha sorprendido más?
Si te digo la verdad, no venía con ideas preconcebidas. He estado destinado en tres parroquias y en los tres sitios donde he estado destinado nunca había estado antes. No conocía Majadahonda cuando fui destinado allí, no conocía Valdemorillo cuando fui destinado a Valdemorillo. Y no conocía Pozuelo, entonces no me hago ideas. Sé que vengo a un municipio grande, con una tradición religiosa y con muchísimos colegios religiosos.
¿Cuál es el perfil medio, si lo hay, de sus feligreses?
Pozuelo como te digo es algo grande. Hay seis parroquias. Yo he sido destinado a la Parroquia del Carmen hace dos meses y medio y voy conociendo la zona de la Estación, y es verdad que hay diferencias entre las parroquias. En la del Carmen hay una diversidad grande de personas: se ve gente sencilla, que tenga profesiones liberales, que han tenido tradición religiosa, unos que acaban de llegar con familia, con niños... La diversidad es bastante grande.
¿Influye en la fe que Pozuelo sea el municipio con mayor renta per cápita?
No lo sé. No creo que el dinero influya en la fe. Lo que más influye en Pozuelo es la educación. Por ejemplo, el nivel de los colegios religiosos que hay por los alrededores. Pero lo que más me llamó la atención de la Parroquia del Carmen y sus alrededores, es que es una zona humilde, antigua, con gente trabajadora, y no es la idea que la gente tiene de Pozuelo. No creo que exista un municipio con toda la gente rica o con toda la gente pobre.
¿Echa de menos algo de lo que tenía antes?
Echo de menos celebrar la misa en una Iglesia de hace 400 años. La parroquia de Valdemorillo la terminó de construir un discípulo de Juan de Herrera, una vez que terminaron de construir El Escorial. Eso es lo que echo de menos. Pero esta iglesia también es bonita, aunque por fuera no tenga nada peculiar, por dentro es acogedora y tiene un buen retablo para rezar.
¿Qué parroquia le gustaría como párroco entregar a su sucesor cuando llegue?
Me gustaría dejar una parroquia más enamorada de Jesucristo, que quiera al Señor y que quiera a la Iglesia.
¿Qué actividades quiere usted impulsar?
En la parroquia se pueden hacer muchas actividades y para todas las edades, niños, adultos, monaguillos... Sí que hay algo que me gustaría impulsar y es trabajar con esa población mayor que hay en el Carmen, proporcionarles un espacio en la parroquia, unos grupos para ellos, atenderles en el atardecer de la vida. Hacer que se sientan muy cercanos a Dios.
De cara al exterior, ¿existe el poder de influir de las diócesis?
Las diócesis no tienen una misión de influir como tal. La Iglesia no está para influir económicamente, militarmente o deportivamente. Está para influir desde el Evangelio, pero sí que es verdad que el Evangelio toca la economía, toca la moral de las personas.
Entonces se podría decir que sí que hay una influencia, pero porque es inherente, no porque se busque esa influencia.
Yo creo que la gente tiene que ir olvidando que la Iglesia quiera tener un poder. La gente ya se va olvidando de eso. La Iglesia no tiene esa misión. Que una Iglesia sea más grande, o sea más pequeña eso no significa tener más poder. ¿La Iglesia de Valdemorillo implica un poder? No, es algo histórico, cultural, que hemos recibido de hace 400 años. ¿Qué dura 400 años? ¿Te imaginas un estadio de fútbol que dure 400 años? Porque yo no.
¿Cómo vivió la experiencia de los curas rojos que tuvimos en su momento? ¿Qué le pareció entonces y qué le parece ahora?
Entonces yo no me daba cuenta porque era un chaval. El cambio de toda la transición en España a mí me pilló muy joven. Cuando muere Franco, yo tenía 6 años. Cuando fui creciendo y conociendo más cosas de la Iglesia fui escuchando cosas. Luego, cuando estudié el Concilio y la Teología, entonces me di cuenta. Entró una ideología marxista intelectualmente incluso en la Teología, y de ahí viene la Teología Política y la Teología de la Liberación. Fue algo que entró en un momento de vacío. Pero yo creo que la teología no está para eso. Si yo me dedicara a mi anterior profesión, la Iglesia estaría siempre cerrada. Mis feligreses no me encontrarían en la Parroquia. El párroco tiene que estar pendiente de sus feligreses, que vean la iglesia abierta, bonita y acompañada de su sacerdote.
Y con esto de la crisis, ¿la acción social de la Iglesia dónde queda? ¿Qué responsabilidad tiene que tener el párroco?
Yo creo que es fundamental. Una de las misiones del párroco es animar a los grupos para que vayan acometiendo esas tareas y de esa acción social, que nosotros llamamos caridad. La caridad es el amor de Dios por todos, y por los que más sufren. En la zona de la parroquia del Carmen, en Pozuelo Estación, hay necesidades, y ahí es donde está la Iglesia, el párroco y sus colaboradores, atendiendo a través de Cáritas a contribuir y mejorar el nivel de vida de esa sociedad que sufre, que padecen esa crisis económica, que padecen soledad o que padecen una enfermedad. El sacerdote está muy metido donde hay sufrimiento, donde hay muerte por ejemplo. Donde hay enfermedad hay un sacerdote. Donde hay pobreza hay un sacerdote con un equipo de Cáritas.
¿Usted cree que la Iglesia está en deuda con la mujer?
La Iglesia está en deuda con cada hombre y con cada mujer, porque la Iglesia está para servir al hombre. Es verdad que el hombre tiene una responsabilidad dentro de la Iglesia y la mujer tiene otra, y la mujer irá ganando terreno en responsabilidades dentro de la Iglesia. En muchas conversaciones se escucha "el derecho a". Por ejemplo, nadie tiene el derecho a ser sacerdote. Yo no tengo derecho a ser sacerdote. Ningún hombre y ninguna mujer. Por eso no se puede establecer la comparación entre lo que puede ser un hombre y lo que puede ser una mujer en la Iglesia, sino que tenemos que entender la vida en la Iglesia como servicio.
Por su condición, suponemos que está a favor de que se imparta religión en los colegios. ¿Por qué?
Porque es importante. Yo estudié religión y no en colegios religiosos, sino en colegios e institutos públicos. Y en el colegio tenía religión y me vino muy bien, porque no solo se centraba en la religión católica sino en la historia de las religiones. Y yo creo que es un aspecto fundamental que no se puede olvidar de las capacidades humanas. Somos espirituales, y necesitamos llenar otros recipientes, no solo los físicos y materiales, sino los espirituales. El hombre tiene sus anhelos y capacidades interiores muy grandes. Por eso yo creo que es muy importante que desde niños vayan conociendo esa realidad espiritual que es Dios, y esa potencialidad interior que tenemos cada hombre y cada mujer, de poder relacionarse con Dios.
¿Cómo estamos educando a nuestros hijos?
Todos nos estamos dando cuenta de que hay lagunas educativas. Y no todo tiene que ser el sistema. A mí me pone nervioso cuando esperamos que el Estado sea el supervisor de todo, que sea tan paternalista y esté prohibiendo, obligando... porque tenemos que ser mayorcitos y maduros para educar nosotros a nuestros hijos con una serie de valores. La autoridad viene con el ejemplo. Hay generaciones que no tienen esa educación. Educación es figura, elegancia. Quien no quiera eso, se pierde algo grande.
¿Qué tipo de sacerdote es usted? ¿Se considera un sacerdote severo, transigente, o cómo se considera?
Soy un sacerdote exigente, pero porque Cristo exige mucho. Lo que más exige en esta vida es el amor, y quien más ama es quien más exige, y Jesucristo por eso nos exige, porque es quien mas nos ha amado. El sacerdote tiene que exigir. Pero es una exigencia dulce, paciente. Llegar a todos y darle el alimento que necesitan.
¿Para qué pecados tiene más indulgencia?
La indulgencia es para todos los pecados porque Dios nos perdona todos los pecados con la condición de darnos cuenta. Todos los pecados tienen solución, es algo fantástico del cristianismo. Somos hombres y mujeres no del pasado, sino del futuro, con tal de que queramos cambiar.
Y dentro de su oficio, ¿qué obligaciones o qué rutinas satisfacen más y cuáles son las que lleva peor?
Me horrorizan las cuentas, la economía, pero entra dentro de mi tarea. Cuando te nombran párroco eres también responsable de lo material. Pero nos ayudan los colaboradores a llevar las cuentas.
¿Cómo vive un sacerdote?
Cuando uno se entrega en el sacerdocio, entrega su día. Y yo es lo que hago cuando me levanto, ofrezco al Señor el día. Cuidar tu oración personal que es fundamental, cuidar tu lectura, leer buenos libros, los que te formen humanamente y pragmáticamente. Dedicas tiempo a recibir gente, a atender gente, a celebrar misas, acompañar a las familias durante ese dolor en el cementerio...
¿Qué literatura le gusta? ¿Qué libros recomienda?
Hace mucho que no dedico mi tiempo en novelas, porque estoy acabando mi tesis doctoral del personaje José María Blanco White. Me encanta leer a Cherteston. Hay autores muy buenos, que llegan al corazón del hombre.
¿Va al cine?
No suelo ir al cine por dos motivos, por falta de tiempo y por un tema de pobreza. El cine no es barato. Y no voy por ese tema, no gasto. Si quiero ver una película la veo en DVD o cuando me la presta algún amigo, la vemos entre varios sacerdotes o en la parroquia con varios jóvenes. En ese momento es cuando yo veo cine.
¿Tienen televisión?
Sí, tengo televisión regalada. Me la regaló una familia. La veo muy poquito, las noticias, algún debate, y alguna película.
¿Le gustan las cartas? ¿Algún deporte?
Siempre he sido muy deportista. He jugado al squash pero he tenido una lesión de espalda, y ahora camino.
¿Cómo valora al Papa Francisco?
Muy positivamente. Trae lo que cada Papa, aires nuevos, porque cada personalidad es distinta. Lo que está aportando el Papa Francisco es esa frescura de sus gestos. Me parece un encanto de hombre con sus gestos, con sus miradas... La gente está contentísima de la cercanía de este Papa, que se para y abraza a cualquiera.
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