¿Y por qué no rehabilita el Ayuntamiento, de verdad, La Poza?
Andaba yo el otro día paseando por ahí, de capullo en capullo, cuando aterricé en La Poza. Reparé entonces en lo cutre que está toda esa zona. Antes de llegar, un jardincillo cercano advierte en un cartel al viandante que ése no es lugar para deposiciones. Quizá ocurra porque los conductores de la empresa Llorente no tienen un lugar cercano donde hacer sus necesidades.
A lo que iba. Zona infecta. Avanzo un poco más y me topo con la Poza, donde en el siglo XIX las mujeres acudían a lavar la ropa, pues no había agua corriente en las casas. Un vallado cutre me da ahora la bienvenida. Un entorno que no tiene nada que envidiar a cualquier barriada deprimida de Madrid.
Y yo me acordaba del programa electoral del Partido Popular de Pozuelo de las últimas elecciones municipales. Adrados y su equipo –ahí iba la actual alcaldesa Quislant, ¿no es así?- prometían en el punto 101 “Impulsaremos el proyecto de rehabilitación del conjunto histórico de La Poza”. Ya queda menos para que esta promesa sea papel mojado, como muchas otras.
Me acordaba también del lavado de cara del año 2014, cuando nuestros responsables municipales pensaron que colocando una escultura ya estaba satisfecho el proyecto de renovación del entorno de Pozuelo y su lavadero ancestral.
Y echo la imaginación a volar. Y sueño en lo bien que quedaría un lavadero sin esa infecta valla que lo recubre, lleno de agua, limpio, con una verde campa rodeándolo. Y árboles. Y fantaseo en cómo sería esa zona hace siglo y medio: la fuente de los cuatro caños. Y el abrevadero para los animales. Y la pilastra dividida en dos partes: una para lavar y otra para aclarar. Y lo importante que fue esa zona como punto neurálgico de transmisión de noticias.
Mucho superávit, pero el Ayuntamiento no es capaz de invertir una ínfima cantidad en remozar, recrear, adecentar esta partecita de Pozuelo. Y eso que cuenta con la ayuda inestimable y la buena disposición de la Asociación Cultural La Poza.
No es que queden en nuestro municipio muchos vestigios de nuestra historia. Casi todo lo arrasó la Guerra Civil. Sin embargo, lo poco que queda, sigue siendo despreciado por nuestros gobernantes municipales.
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