Un acto deslucido por la negligencia del gobierno municipal y los desplantes de la oposición
David Rodríguez tomó posesión de su acta de concejal. "Juro, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente las obligaciones del cargo de concejal con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como Norma Fundamental del Estado". Sí, juró y no prometió.
Ingeniero de Caminos, buena persona, con valores. Espero que no se estropee porque no sé qué tiene el acta de concejal, que te acaba consumiendo los valores. Es como el anillo de poder de Gollum.
David Rodríguez es muy joven, aunque esto se cura con el paso del tiempo. La alcaldesa Pérez Quislant debe confiar mucho en él o importarle muy poco el Deporte. Esta concejalía con más de cien trabajadores no es fácil de llevar. Hay mucho empleado de la vieja guardia, con el colmillo retorcido, a los que hay que saber llevar con una mezcla de autoridad –casi autoritarismo- y comprensión. Escuchar, sobre todo, escuchar a la gente. Y no es que David no lo vaya a hacer bien, es que objetivamente es estrenarse en la tarea política con un monstruo. Confiemos, vamos a darle cien días antes de seguir hablando.
No me han gustado nada las ausencias de la oposición. En democracia hay que estar a las duras y a las maduras. Y ahora tocaba arropar a un nuevo cargo electo, aunque no sea de tu partido. Un demócrata siempre festeja la representación popular. Pero en este caso estaban ausentes cinco concejales de la oposición, uno de ellos portavoz, el de Somos Pozuelo, Pablo Gómez Perpinyà. Eso ha sido feo.
Y también feo, o por lo menos negligente, no haber convocado con la suficiente antelación el Pleno. Ni haberlo publicado en el tablón de edictos electrónico de la web municipal. Quislant, tira de las orejas al responsable para que no parezca que te pasas por el forro la norma.
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