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Jesús Mateos, párroco del Carmen: “La gente tiene mucho deseo de espiritualidad”

Jesús Mateos, párroco del Carmen: “La gente tiene mucho deseo de espiritualidad”

Entrevistamos a Jesús Mateos, nuevo párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen en el barrio de la Estación.

P. ¿Qué se imaginaba antes de llegar a Pozuelo? ¿Ha cambiado mucho la idea que traía? ¿Qué le ha sorprendido más? ¿Cuál es el perfil medio, si lo hay, de sus feligreses?


R. Cuando uno se incorpora a una parroquia a mitad de curso y para sustituir una baja no se imagina muchas cosas, se plantea que Dios tiene sus planes y que lo que toca es cumplir la voluntad de Dios, no concibo mayor felicidad que hacer el plan de Dios.

No está habiendo mucha sorpresa en El Carmen, salvo en general el ambiente espiritual de Pozuelo, que me parece que es muy alto. La gente tiene mucho deseo de espiritualidad.

No quiero hacer sociología de mis feligreses, porque también lo son los que aún no vienen, y de esos no puedo hablar sin conocimiento. De los que vienen destacaría su grado de compromiso y su valía personal.

P. ¿Echa de menos algo de su antigua parroquia?

R. De la otra parroquia al final se echa de menos las personas, que siempre es lo más valioso.

P. ¿Qué actividades quiere impulsar?

R. Querría que todo lo que ya funciona lo haga mejor, para poder llegar a todos.
Pero puestos a poner algún acento me preocupa poder darles a las familias lo que necesitan. Esto imagino, necesita de mucha más gente, no solo los sacerdotes. Debería ser un proyecto de familias que cuidan a familias.

P. Pozuelo es la ciudad la mayor renta per cápita de España, pero su parroquia no está localizada en una de las zonas más acaudaladas del municipio ¿La acción social de la Iglesia dónde queda? ¿Qué responsabilidad tiene que tener el párroco?

R. La acción social es mucho en la vida de una parroquia, que no deja de ser una pequeña sociedad de católicos. Pero no quiero dejar esa expresión solo para el compromiso solidario de los católicos, sino que sirva para mostrar el deseo de los católicos de La Estación, incluidos sus sacerdotes, para mejorar la ciudad en todos sus aspectos.

Si hay alguien pasando necesidad ,por supuesto que queremos estar cerca, pero no creo que lo económico sea lo más importante. Hay mucha gente que se siente sola, unos porque viven solos, otros porque no consiguen crear lazos de amor con su entorno.
Aún así puedo presumir de una gran comunidad. La gente de la parroquia de toda la vida se cuida entre ellos, y a mí me están acogiendo como si me conocieran de siempre.

El párroco, en esto le pasa como al director de orquesta, que no puede tocar él todos los instrumentos y solo puede tener una pequeña batuta y coordinar a los demás para que estén en armonía. Esa es mi responsabilidad.

Otra cosa es el urbanismo, los Servicios Sociales y la visión del futuro de pueblo que tengan los políticos. Ellos tienen la capacidad y el presupuesto para no dejar que un barrio caiga en el abandono. Aún así siempre todos podemos hacer más por los demás.

P. ¿Usted cree que la Iglesia está en deuda con la mujer?

R. Como dice San Pablo: “A nadie debáis nada más que amor” Las mujeres han tenido un papel fundamental en la vida de la Iglesia antes incluso de fundarse, porque lo tuvieron en la vida de Cristo. No creo que ahora sea distinto ni que de para polemizar.

P. ¿Por que es importante que se imparta religión en los colegios? ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos?

R. Además de la educación cristiana, que es responsabilidad de los padres, creo que estos deben intervenir con las asociaciones de padres y madres en la formación cultural de sus hijos. Negarles el hecho religioso a los niños sería, en mi opinión, una pobreza. De la misma manera que la libertad de elegir la formación integral no puede excluir la faceta espiritual de la vida de un niño.

Aquí en Pozuelo hay además de muchos y buenos colegios públicos un buen número de colegios concertados y privados. Eso demuestra por parte de los padres un gran interés por la educación.

También es verdad que, como le gusta citar a José Antonio Marina del proverbio africano “para educar a un niño hace falta toda la tribu”. Quizá estamos fallando en que cada uno va por su cuenta.

P. ¿Qué tipo de sacerdote es usted?

R. El cambio de parroquia ha podido poner a las claras, para los que lo han vivido de cerca, que un sacerdote es un hombre disponible. Su tiempo es para los demás. Es alguien que obedece con una sonrisa, encuentra su felicidad en hacer lo que debe. Y por último una persona que es muy querida por la gente y que quiere mucho a la gente. Yo procuro vivir así. Y ese es el sacerdote que quiero ser.

P. Dentro de su oficio, ¿qué obligaciones y qué rutinas satisfacen más y cuáles son las que lleva peor?

R. Aunque el sacerdocio tenga oficio para mí es una vida, y en la vida no todo son sonrisas ni todo son lágrimas. Igual que un cuadro tiene muchos colores y todos lo hacen hermoso, de la misma manera un sacerdote hace de todo. Y un párroco hasta las cosas más concretas de la administración diaria, pero en la variedad está el gusto. Si es cierto que disfruto especialmente el trabajo con jóvenes y niños.

P. ¿Qué literatura le gusta? ¿Qué libros recomienda?

R. Siempre tengo un libro entre manos, y leo de todo. Me gusta mucho la novela histórica, pero procuro leer de todo. Tengo un déficit con la poesía, la verdad. ¡Pero hay tanto escrito! Hay que dejarse aconsejar y elegir bien.

Hay una novela que me gusta mucho: El Hombre Que Quería Ser Culpable, de Stangerup. Pero es difícil de conseguir

P. ¿Y en sus ratos libres? ¿Practica algún deporte?

R. En la Sierra teníamos en tiempos un equipo de fútbol sala con los chavales de la parroquia, además de ser muy aficionado a la montaña. Aquí en Pozuelo he aceptado una invitación para practicar crossfit.

P. ¿Cómo valora al Papa Francisco y el arzobispo Carlos Osoro? Ambos han cambiado el tono de sus mensajes con respecto a sus predecesores.

R. Con respecto al papa y al obispo un hombre de obediencia, como debe ser un sacerdote, los valora en primer lugar con un gran respeto. Pero además yo mismo me puedo ver comparado con mis antecesores, y se que no tiene sentido comparar a personas distintas. Quedarse con lo bueno de todos es lo mejor. Además Dios elige a las personas para una misión concreta en un momento concreto, y Él no se equivoca. A veces los cambios dan miedo, pero superada la inseguridad hay mucho bueno en dejarse llevar por los vientos de Espíritu.

 

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