Vuelve la peste a Húmera por San Gregorio
Estamos de aniversario. Se cumple un año desde que los vecinos más apestados de Humera, con máscaras antigas, le dijeran a la señora Alcaldesa, que a la sazón repartía paella en la plaza, por ser las fiestas de San Gregorio, que la Peste era mucha y el Ayuntamiento no hacía nada.
Se apresuró la señora alcaldesa a convocarles a una reunión donde explicarles a los elegidos la perfecta solución que los sabios del Ayuntamiento habían encontrado:
“Aprobar por vía de urgencia un presupuesto extraordinario de casi cuatro millones de euros para ampliar la depuradora y así poder recibir más caudal contaminante reduciendo el olor de su contaminación”
Perfecto. Contra el problema de ser una depuradora que no cumple la ley, que contamina y que se encuentra irregularmente en pleno casco urbano (cien metros de la Plaza y once de las viviendas más próximas) la solución del gobierno es ampliarla.
Eso en vez de cumplir con la exigencia del PGOU, aprobado en 2002, que determinaba la urgente necesidad de sustituir antes de 2010 la vieja EDAR de Humera por dos de nueva construcción, alejadas del casco urbano. Pues no, la solución vuelve a ser ampliarla.
Claro, nos lo presentan denominándolo eufemísticamente “obras de adaptación de los vertidos a la legislación” En castellano: Obras de ampliación de la EDAR para poder recibir el caudal que recibe y los que previsiblemente se irán añadiendo.
Por ejemplo, de inmediato, el vertido fecal de todo el Campus de la Universidad de Somosaguas. Los nuevos desarrollos urbanísticos de Caledonian e Ikasa, en Humera, ya en fase de ventas y ocupación. Y todos los que vayan entrando en promoción que no serán pocos.
Incluso aunque nos lleguen de lugares tan alejados como La Finca. No queréis té. Pues tomad dos tazas.
No queréis depuradora en vuestro barrio. Pues ahí tenéis la misma y ampliada.
¿Esa es la solución que los vecinos nos merecemos? ¿No han sido suficiente cuarenta años de soportar una EDAR absolutamente ilegal en el casco urbano?
Vale que nadie se había dado cuenta que ahí estaba la EDAR y que según la Ley no podía estar. Vale que en 2006 se demolió la pequeña depuradora que había y en su lugar se construyó una chapuza grande para pasar de recibir las aguas residuales de 2000 personas a remover las de
36.000. Y nadie pensó que para ello se necesitaba la autorización de la CAM. Vale también.
Y vale que durante años se han estado pagando multas por contaminar y nadie se había dado cuenta que no se puede verter Fósforo y Nitrógeno por encima de los valores máximos. En este caso hasta nueve y diez veces por encima. ¡Vale!
¡Pero ya está!
Ahora si lo sabemos. Lo sabemos todo. Lo sabe el SEPRONA. Lo sabe el Instituto Nacional de Toxicología. Lo sabe la Confederación. Lo sabe la oposición. Lo sabe el gobierno. Y lo sabemos los vecinos: La EDAR no puede estar en el casco urbano. Y mucho menos se puede ampliar otra vez ilegalmente o con engaños y subterfugios.
Estamos a un año de aquella paella. Estamos a un año de aquella solución. Y estamos a un año de la denuncia que interpusimos contra el Ayuntamiento por incumplimiento de su propia Ordenanza por causar, con una instalación Municipal, molestias, ruido, contaminación y olores, a los vecinos del barrio de Humera.
Y efectivamente. El Juzgado Nº 1 de Pozuelo vio en un mes lo que no había visto nadie en cuarenta años. El posible delito ambiental de la Depuradora de Humera. Y abrió diligencias. Y un año después las irregularidades acumuladas de esa instalación son tantas que cada día implican a alguien más.
Pero nada se ha hecho aún. Todo sigue igual. Nada sabemos del Señor Oria respecto del prometido plan de traslado de la EDAR en paralelo a las eufemísticas obras de adaptación.
¿Dónde quedan las reuniones mensuales de seguimiento del supuesto plan?
Este fin de semana se cumple un año de aquella paella y lo único que podemos tener claro es que la EDAR huele. Porque será casualidad, pero la Peste ha vuelto a Humera por San Gregorio.
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