Carta del Consiliario
Queridos fieles devotos de Nuestra Señora de la Consolación y queridos vecinos todos de Pozuelo de Alarcón: ¡Qué hermoso es saber que las fiestas que las fiestas que nos disponemos a celebrar son en honor de la Virgen de todo consuelo!
En la advocación, nombre o título de Consolación que recibe la Virgen María madre de Dios y Madre nuestra, descubrimos una de las más altas y nobles virtudes que poseen todas nuestras madres y de manera especial nuestra madre del cielo.
“Consolad, consolad a mi pueblo, dice el Señor” y la Virgen María, en sus si, se transforma en apoyo en los momentos difíciles de nuestras vidas, en consuelo cuando sumidos en oscuridad nos encontramos vencidos por las circunstancias o por la situación, fuerza y ánimo en medio de los fracasos o aquello que se nos escapa de las manos… Ahí miramos a María y como en la letanía del Rosario la invocamos Virgen consuelo de los afligidos.
Nadie como María, al pié de la Cruz. Sabe lo que es el desconsuelo para ser consoladora de todos aquellos que nos ponemos ante su mirada y protección y queremos tomarla como ejemplo, como madre, como consoladora en los momentos de aflicción.
Ojalá que las fiestas de este año sean un motivo de descanso en el Señor, de alegría en el bien y de profundización y reafirmación en nuestra Tradición y Fe. Las que nos llevas a saber que Cristo, el hijo de María, siempre está a nuestro lado y a través de la Virgen se nos muestra el rostro más hermoso, cercano y compasivo de Dios y de su Iglesia: el Rostro de Nuestra Señora de la Consolación.
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