Yolanda Estrada es pitonisa además de masajista

Resulta que el otro día se encontró Yolanda Estrada con uno de los socios de Cauro. Era en misa, en el funeral del concejal Manuel Allende. Bueno más que encontrarse, quiero decir que Estrada le buscó. Y no sólo eso, sino que se sentó en el banco de delante y comenzó a insultarle y amenazarle. En honor a la verdad, no era contra él sino contra la Asociación Cultural Cauro.

Cuando me contaron lo sucedido, no daba crédito. Una chica que se supone que sabe estar, que ha sido concejala de Contratación y Obras, también directora general de la empresa de arquitectura A-Cero, resulta que confunde la iglesia con el mercadillo de los sábados. Y no sólo eso, sino que -según me cuentan- se puso a hacer fotografías a las personas que iban a comulgar. Esta chica estaba en Caná más perdida que un pulpo en un garaje y pensaba que asistía a una primera comunión de jolgorio y fotos. Me recuerda a cuando fue, con Jesús Sepúlveda, a la inauguración de la iluminación exterior de esa iglesia. Fue muy comentado, porque Estrada apareció en el evento con una minifalda muy cortita. Salían unas fotos de grupo más chulas de los sacerdotes, Sepúlveda y Yoli con cinturón ancho que pa qué las prisas...

Que me disipo. Sigo con el suceso estradil que me contaron con pelos y señales. Y además amenazó al socio de Cauro. Él no tenía ni idea de a qué se podría referir Estrada con esas amenazas. Por lo visto profería frases como “ya os queda muy poquito, no te preocupes” que su interlocutor no supo interpretar. Pensó en un primer momento que se referiría a que pensaba interponer una demanda por algún agravio. Ella es muy aficionada a demandar, y a perder, y a recurrir, y a volver a perder. Cuando hay pasta, no hay problemas para insistir con la Justicia.

Y pensando, pensando, resulta que he dado con el quid de la amenaza. Ella se referiría, lo digo casi con total seguridad, a que en breve el Ayuntamiento de Pozuelo iba a expulsar a la Asociación Cultural Cauro de las instalaciones municipales en las que desarrolla su actividad. No me explico otra interpretación del “ya os queda poco”, porque denuncia -hasta donde yo sé- no ha interpuesto ni tiene motivos.

Por tanto, pienso que ella sabía que la alcaldesa Quislant había dado ya las órdenes oportunas para desalojar “a estos moscardones que no hablan bien de mi, aunque yo tengo la espalda muy ancha”, diría ella. Y que se lo contaría a Yolanda Estrada en esas reuniones que deben tener desde que son super amigas, o sea, desde antes de ayer, desde que a Quislant le interesa llevarse bien con quien intima con Estrada.

Incluso me atrevería a aventurar que el secretario general del PP Madrileño, Juan Carlos Vera, a la sazón novio de Yolanda Estrada, haya prometido a la alcaldesa un buen puesto en la siguiente legislatura. Y que como condición le haya pedido matar a esos mensajeros que tanto le molestan porque le relacionan con la batalla campal política en Pozuelo en la que anda metida su novia con su expreso apoyo. Y claro, Roma no paga traidores. “Susana, no te preocupes por nada; tienes un buen puesto asegurado el año que viene, aunque no serás la candidata en Pozuelo. Pero tú sólo quítame de en medio a los informadores molestos”. Yo me imagino así la conversación.

También podría ser que Yolanda Estrada no sea tan pitonisa, aunque creo que da los masajes divinamente en el Zoco. Quizá le contara Paloma Tejero -concejala de Patrimonio, y responsable directa del desalojo municipal- lo que la alcaldesa tenía pensado para los cauritas. Parece que últimamente hay muy buen rollito entre las dos, Paloma y Yolanda, que se ponen hasta arriba de gin tonics los viernes por la tarde en la cafetería La Aurora. Supongo que para ahogar las penas y reprimir el odio.

Ah, se me olvidaba. He rescatado del baúl de los recuerdos una foto de Yolanda Estrada en Pozuelo Radio">Pozuelo Radio, la emisora que ahora está deseando que cierre. Qué tiempos aquellos, qué collares. Me recuerda a Carmen Polo, de Franco.