40 años de futuro
Este 6 diciembre se cumple el cuadragésimo aniversario de la aprobación de nuestra Constitución, la conocida popularmente como Constitución del 78. Una cifra, los 40 años, que se ha convertido en emblemática en nuestra reciente historia, ya que viene a representar el periodo de tiempo que coincide con el final de una época y el inicio de un nuevo ciclo político.
Como regla general hay que reconocer que la Constitución de 1978 presenta una excelencia: su larga duración. Y todo ello, por lo que trae consigo respecto a la permanencia, estabilidad y equilibrio en la vida política. Elementos todos ellos necesarios para alcanzar un progreso firme y pacífico. Sin embargo, a pesar de su larga duración todavía no ha alcanzado el récord que ostenta la más longeva de nuestras normas supremas: la Constitución de Cánovas de 1876 que estuvo vigente hasta septiembre de 1923 (fecha del golpe de Estado de Primo de Rivera). Por tanto, 47 años de vida, cifra a la que se acerca con andares difíciles nuestro texto del 78, debido a las continuas zancadillas e impedimentos que, un día sí y otro también, le colocan en el camino la extrema izquierda y los separatistas.
La Constitución española de 1978 se aparta, por tanto, de nuestra convulsa tradición que se inicia en 1812 y que convierte nuestras experiencias en periodos muy cortos de vida constitucional. La de Cádiz estuvo vigente 2 años, hasta 1814 (más 3 de propina del trienio liberal 1820-1823) total 5 años; la de 1837 tuvo una vigencia de 8 años hasta 1845; la de 1845, 23 años, hasta 1868; la de 1869 estuvo vigente hasta la proclamación de la I República en 1873, total 4 años; la Constitución de la I República no llegó a nacer, el caballo del general Pavía y su entrada en el Parlamento lo impidieron; dos años después del Golpe de Estado de Martínez Campos, en 1876, se aprueba la Constitución de la Restauración que dura, como hemos indicado, 47 años. Y, finalmente, la Constitución de la II República que alcanza los 5 años de vigencia hasta 1936.
De ahí la importancia de las 4 décadas de normalidad constitucional transcurridas desde 1978 hasta hoy. 40 años de ayer, pero, sobre todo, 40 años de mañana. Desde VOX entendemos que este aniversario debe servir más como un impulso hacia el futuro que como una recreación permanente de lo ya vivido. Son muchos los partidos políticos empeñados en convertir esta celebración en un intento de repetición de lo ocurrido hace ahora 40 años en nuestro país. Algo completamente imposible. El pasado nunca vuelve y tampoco se repite en forma de farsa, mucho menos cuando otras fuerzas políticas pretenden aplicar una enmienda a la totalidad respecto a lo que significó, en su momento, el régimen del 78.
No es el caso de VOX. Nuestro partido es una organización plenamente comprometida con la historia de España, con su presente y su futuro constitucional. Sabemos que fuera de la Constitución solamente existe la arbitrariedad y los golpes de Estado. Y nosotros somos una organización plenamente constitucional y combatimos cualquier posicionamiento político que quiera sacar provecho de la ilegalidad y del delito, como han hecho en los últimos años los partidos separatistas y sus socios radicales de izquierda.
Lo anterior no quiere decir que no aspiremos, dentro de los procedimientos establecidos en nuestra norma suprema, a reformar determinados aspectos que estamos seguros han sido negativos para nuestra convivencia en común. La recuperación por parte del Estado de las competencias en materia de Educación, Sanidad e Interior es una exigencia cada vez más compartida por la mayoría de los españoles. Convirtiéndose esta apuesta de reforma en uno de los compromisos políticos más relevantes de nuestro programa electoral.
Celebremos, por tanto, con satisfacción el aniversario de nuestra Constitución. Un texto que nos ha permitido vivir unos años plenos de convivencia democrática, libertad y progreso. Pero no lo hagamos con los ojos del ayer, mirando hacia atrás con resignación. Situemos nuestra mirada en el mañana. En esos 40 años que nos quedan por delante y que, inevitablemente, tendrán que venir acompañados de reformas legales respecto a todo aquello que no ha funcionado correctamente en nuestro país. Eso sí, con el respeto escrupuloso a los procedimientos de reforma constitucional y tras el respaldo mayoritario de nuestros compatriotas.
VOX Pozuelo
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